Capítulo 24

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CAPITULO 24

Como si todo hubiese sido un sueño, un producto de mi imaginación; allí seguía acostada a mi lado. No sé cuándo tiempo llevaba mirándola o qué hora seria, solo quería quedarme así siempre. Parecía tan indefensa mientras dormía, que me veía en la obligación de protegerla para que nada malo le pudiese pasar.

Supongo que por el jaleo que se escuchaba fuera de mi habitación ya deberían ser casi las nueve de la mañana, ya era típico cada día que a mi madre le costara levantar a mi hermano para llevarlo al colegio. Por suerte yo había decidido no ir ya que era día de huelga, y no iba hacer mucho allí, aunque tampoco me apetecía ir a la manifestación. Me deshice de los brazos que me rodeaban y me levante con sumo cuidado para buscar algo que ponerme antes de salir de mi habitación; conseguí coger una camiseta súper ancha que tenía entre el montón de ropa que se me había acumulado en el escritorio. Mientras bajaba podía oler a café recién hecho que como era habitual hacia mi madre cada mañana.

-¿Te hemos despertado cariño? – me preguntaba preocupada por la cara de zombie que llevaba.

-Un poco si, pero no te preocupes – le dije dándole un beso en la mejilla sin darle demasiada importancia.

-¿Has pasado mala noche? te veo mala cara – si ella supiera.

-No tranquila he pasado una buena noche – y tan buena me decía para mis adentros queriendo ocultar mi sonrisa.

-En la nevera te he dejado el almuerzo.

-¿No vais a venir a comer?.

-Tengo que hacer unos recados – cogió sus cosas y con las mismas se fue – ah se me olvidaba, a tu hermano lo recoge tu tía no hace falta que vayas a por él.  

-Valeeee – le grite desde la cocina. Perfecto la casa de nuevo para mí sola, esa eran las pequeñas ventajas que le veía a que no hubiese nadie en casa, podía hacer lo que me diese la gana. Por lo pronto iba a preparar el desayuno antes de que se despertase la marmota que seguía durmiendo en mi cuarto. Prepare un poco de zumo de naranja, un poco de café, un par de tostadas y unas magdalenas; lo puse todo en una bandeja para subirlo cuando me disponía a subirlo tocaron repentinamente a la puerta, deje la bandeja con todo en la escalera y me arregle el pelo como pude.

-Buenos días veo que estas despierta no podía dormir, pero tampoco podía quedarme en mi casa comiéndome la cabeza necesito despejarme de todo un poco, ¿nos vamos de tiendas? – no había abierto del todo cuando Alicia se me coló como si fuese un rayo dentro de casa - ¿qué haces solo con una camiseta puesta?.

-Buenos días a ti también pero no puedes entrar como si esto fuera tú casa y sacarme arrastras sin ni siquiera abrir la boca Alicia, y voy así porque estoy en mi casa.

-No hemos levantado con el pie izquierdo esta mañana eh – me miro de arriba abajo y se empezó a reír – solo lo decía porque hace bastante frio, pero no te queda mal.

-Por lo pronto me disponía a desayunar y…

-Perfecto yo no he desayunado – como de costumbre me interrumpió cortante – y mira ahí esta – cogió la bandeja de la escalera y se la llevó al comedor.

-Eso no es para ti Ali y tampoco te he invitado.

-¿Y para quien es entonces?.

-Supongo que para mí – interrumpió la voz de Elena desde la puerta, que por lo visto ya se había arreglado.

-No sabía que tenías compañía.

-¿Por qué deberías saberlo? – me apoye en el marco de la puerta junto a Elena.

 -Me he cruzado con tu madre y me ha dicho que estabas sola.

-Tranquila podéis desayunar las dos tranquilamente yo tengo que irme – acompañe a Elena hasta la puerta – eh no pasa nada tonta.

-Si pasa.

-Oye quítame esa cara – me acerco hasta ella – tienes toda una vida para llevarme el desayuno a la cama – deposito un pequeño beso en mis labios – gracias por una noche maravillosa pequeña.

-Gracias a ti – terminamos de despedirnos y volví al comedor donde me quede en observando como devoraba lo que había preparado para mi novia - ¿está bueno?.

- Si aunque para mi gusto le falta azúcar al zumo.

-Eres de lo que no hay Alicia.

-Gracias – me miro con la boca llena y me sonrió.

-No era un piropo imbécil.

Nada más terminar con el desayuno y todo lo que había en mi cocina que pudo pillar, me saco a rastras para que la acompañase de tiendas. Nos fuimos al centro comercial que nos pillaba a unos veinte minutos andando de mi casa. Y entre tienda y tienda se nos fue prácticamente toda la mañana comprando ropa, bueno ella comprando y yo llevándole las bolsas como buen mulo de carga. Aunque tenía el almuerzo en casa, decidimos comprar unas pizzas y comérnoslas en su casa, creo que después de semejante mañana me podía permitir ese capricho. Al llegar a su casa fui directa a meter las pizzas al horno, el hambre que tenía no era ni medio normal. Una vez listas nos llevamos todo al salón y caímos redondas en el sofá.

-Joder que buenas están.

-Y cuando hay hambre más – durante un largo rato se hizo el silencio pero duro poco rato – siento lo de esta mañana, debía haberte llamado antes, pero te juro que necesitaba estar contigo y olvidarme de todo durante unas horas.

-Ya está Ali déjalo.

-Pero es que me siento mal porq… - le tape la boca con mi mano para que se callara.

-Shhh ya – le quite la mano y seguí con mi trozo de pizza.

-¿Sabes? – me quito el trozo de pizza de las manos y lo tiro al plato – si pretendes callarme… – se fue abalanzando sobre mí – …hazlo como dios manda – y sin esperar más me beso. Años esperando este momento y ahí me encontraba yo sin saber cómo actuar con lo que tantas noches había soñado, se aportó unos centímetros de mis labios para mirarme. Como si una fuerza anormal me empujase ahora fui yo la que se lanzó, para mi sorpresa no se apartó si no que me siguió el beso; mientras sus manos alborotaban mi pelo y las mías la empujaban contra mí. Pero no esto no estaba bien, pensé en Elena no se merecía esto, ni yo tampoco. Me aparte sin que se lo esperase.

-Lo siento no puedo – sin esperar respuesta cogí mis cosas y me fui de allí.

****

-¿Rubén?.

-¿Estas en tú casa?.

-Si ¿por qué?.

-Sal a la puerta por favor.

-¿Qué haces tan tarde aquí?

-Quería preguntarte algo Ali – hizo una pausa – ¿te gustaría salir conmigo?.

***

Muchas gracias a todas las personas que pierden un poquito de su tiempo en leer mi historia, esto no sería posible sin vosotr@s. Lamento la tardanza en subir capítulos, tendréis capítulos más seguidos de ahora en adelante. Por cierto, ¿qué os está pareciendo?¿qué creéis que pasara ahora?. 

Ella nunca sera míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora