Capítulo 31

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CAPITULO 31

(Maratón 4/5)

La situación parecía sacada de una telenovela, mas irreal no podía ser aquello, pero allí estábamos nosotras aun sentadas, mientras que la supuesta madre de Alicia seguía petrificada en el mismo sitio y su pareja no paraba de dar vueltas por la habitación como un loco sin entender de que iba todo aquello, era lógico al fin y al cabo yo estaba casi en las mismas.

-¿Desde cuando tienes una hija Paula? – salto este parándose por fin frente a ella.

-Todo esto tiene una explicación.

-Somos todos oídos – dijo Alicia.

-¿Cómo has llegado hasta aquí?

-Ese no es el tema Paula, ¡dime que cojones está pasando aquí! – aquel hombre estaba bastante alterado y no era para menos, descubrir que tu pareja tiene un hijo no debía ser nada fácil.

-Gonzalo por favor tranquilízate – ya podíamos ponerle nombre al susodicho – dime ¿Cómo has venido? – con la mano que le quedaba libre, Alicia rebusco entre su mochila sacando el papel y el sobre que horas antes me había enseñado en el bar. Cuando los tuvo en la mano se los tiro literalmente. Gonzalo seguía de un lado para otro, mientras ella se acercó a coger lo que la había tirado.

-¿De dónde has sacado esto? – agitaba el papel enérgicamente.

-Digamos que tú madre no es muy buena escondiendo las cosas, aunque esto si lo ha escondido bastante bien.

-¿Tú madre? Ahora si que me he perdido en toda esta historia – Gonzalo se dejó caer en el sofá derrotado por la situación.

-¿Tu abuela sabe que estas aquí?

-¿Abuela? – dije yo más sorprendida aun, mire a Alicia y ella asintió.

-No, y dejemos el drama, cuéntame la verdad de una vez por todas.

-¿No sabe que estas aquí? Oh dios mío ¿entonces tampoco sabrá que lo sabes? mierda – ahora era ella la que no paraba quieta en el sitio, de repente se paró enfrente de nosotros y empezó hablar – Cuando tenía dieciséis años y estaba en mi último año de instituto, conocí a un chico unos años mayor que yo y me enamore como una tonta – dejo de mirarnos y empezó a jugar con sus manos – a mi madre y mi padre no le gustaba aquel chico, ya que mis notas empezaron a bajar y empecé a salir frecuentemente. Yo era una chica de sobresaliente que obedecía siempre a sus padres y que rara vez iba a fiestas, pero cuando llego él a mi vida todo cambio a peor. Yo creía que el de verdad me quería, hasta que le conté que tenía un retraso y que a lo mejor estaba embarazada, al principio se lo tomo bien, quería que lo tuviésemos, pero cuando me hice el test y dio positivo desapareció y no volví a saber nada de él – se tomó un tiempo antes de volver a continuar con la historia – cuando se lo conté a mis padres, mi padre se puso como loco no quería que tuviese él bebe, pues tenía grandes planes para mí, como estudiar en las mejores universidades. Pero mi madre estaba en contra de aquello y yo, bueno yo estaba sumergida en una enorme depresión por todo. Así que decidimos que yo tendría él bebe y luego desaparecería a estudiar fuera como si nunca hubiese existido y ellos se mudarían a otra ciudad como un matrimonio con su hija. No contábamos que a los pocos meses de nacer Alicia mi padre se largó abandonándonos a las tres. Yo me fui lejos como acordamos y mi madre criaría a Alicia como si fuese su hija y como si yo no hubiera existido nunca.

-Todos estos años de relación me has estado mintiendo.

-No cariño – Paula intento acercarse a él, pero la rehuyó – es solo que, no podía contarte nada de esto.

-Es mucho mejor mentir Paula – Gonzalo se levantó de donde estaba y se fue dando un sonoro portazo. Alicia se levantó para acercarse a ella pero no la toco en ningún momento y creo que su intención no era esa.

-Decidiste hacer como si no hubiera existido nunca.

-Alicia las cosas no son así, que iba hacer, solo era una cría de 16 años – intento cogerla por lo hombros pero se apartó bruscamente.

-Claro como ibas a criar a tu propia hija y luchar por ella, es de locos ¿no? – Cogió su mochila y tomo mi mano para salir de allí corriendo. Mientras salíamos del edificio escuchábamos la voz de Paula detrás nuestras llamando a Alicia. Después de un rato corriendo por las calles nos paramos en un pequeño parque que había cerca y nos sentamos en uno de los bancos. Alicia empezó a sollozar, la atraje hacia a mi donde se acurruco en mi cuello. Estuvimos un rato así, hasta que ella por fin se tranquilizó.

-Es bastante tarde Ali, vamos a buscar el hotel que me dijiste – la ayude a levantarse, pues no tenía ni fuerzas para sostenerse ella misma.

El hotel no estaba muy lejos de aquel parque así que no fue una gran caminata. Cuando llegamos a la recepción nos dieron la llave de la habitación sin ningún problema. Una vez dentro de ella se podría observar que no era una cosa del otro mundo pero lo suficiente para nosotras, solo había una cama, tendríamos que compartir.

-Ali... – le llame la atención ya que estaba ida – venga vamos a pegarnos una ducha y nos vamos a dormir.

-Vale – dijo sin protestar.

-Voy a buscar algo de comer mientras te duchar.

-No tengo mucha hambre Erika.

-Tienes que comer algo, en seguida estoy aquí – baje hasta recepción para preguntar por una pizzería cercana, me dieron el numero de una no muy lejos de aquí. Volví a la habitación para encargar la pizza desde allí.

-Ya estás aquí – Alicia salió del baño solamente con una toalla cubriéndola, mi cara se volvió completamente roja al verla así y mi mente me estaba pasando malas jugadas.

-Si he encargado una pizza – me saque todo lo que tenía en los bolsillos y lo deje encima de una de las mesitas. No me acordaba de que había pagado el móvil, mi madre estaría tirándose de los pelos sin saber nada de mí en todo el día. Lo encendí lo más rápido que pude, en efecto veinte llamadas de mi madre, y unas cuantas más de Elena. Marque el número de mi madre esperando que no estuviese muy enfadada.

-Hola mama, lo siento se me olvido avisarte – Alicia me miraba preguntándome si pasaba algo, hice un gesto con la mano quitándole importancia – si prometo avisarte la próxima vez, vale yo también te quiero mamá.

-¿Estaba muy enfadada?

-Más bien preocupada, es raro.

-¿Por qué?

-Su voz, estaba muy calmada demasiado.

-Tendrá un novio o algo.

-Que dices no, imposible – no me niego a esa teoría – voy darme una ducha rápida en cuanto viene la pizza. Cogí mi mochila con mis cosas y entre en el baño al contrario que Alicia yo no me iba cambiar delante de ella.

Cuando termine la pizza acababa de llegar, me senté con Alicia en la cama y pusimos algo al azar en la televisión.

-Gracias – dijo ella.

-¿Gracias por qué? – dije yo con un trozo de pizza en la boca.

-Por todo, y por pedir mi pizza favorita – me sonrió por aquello.

-Olvidas que también es la mía.

-Cierto – terminamos de comer y nos acostamos para poder dormir algo – Erika – me susurro.

-Mmm dime.

-¿Me harías un pequeño favor?

-De que se trata.

-Me podrías abrazar – me volví en su dirección y le pase un brazo por la cintura estando así un poco más cerca de ella, se giró dándome ahora la espalda y pegándose del todo a mí. Me acurruque entre su cuello, y volví a pasar mi brazo por su cintura agarrando ella mi mano como si eso le fuese a proteger de todo mal.

-Ahora vamos a dormir que mañana será otro día. 

Ella nunca sera míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora