Capítulo 34

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CAPITULO 34

Desperté con una sensación extraña no tenía un buen presentimiento para hoy, y si no me equivocaba algo arruinaría mi día. Aún era algo temprano para salir de la cama, decidí tomármelo con calma y quedarme un rato más. Mi móvil no paraba de vibrar encima de la mesa, supuse que sería mensajes felicitándome que hoy cumpliese un año más. Me quede pensando en todo lo que paso ayer, en como mi madre se había tomado que saliese con Elena y la confusión que hubo al decir que Alicia y yo éramos más que amigas, ¿cómo se le había ocurrido algo así? ¿tan obvio era qué sentía algo por ella?. La puerta de mi habitación se abrió cegándome un poco por toda la luz que empezó a entrar de fuera.

-¿Erika? ¿estas dormida? – cerré los ojos para hacerme la dormida, todavía no quería salir de la cama. Como si me hubiese leído el pensamiento mi hermanito salió corriendo hacia mi cama tirándose encima de mí - ¡Erika despierta! – empezó a pegar saltos conmigo debajo.

-Deja de saltar sobre mi enano – le cogí tumbándolo a mi lado para que parase.

-Venga vamos tienes que levantarte Erika – salto de la cama.

-Déjame un poquito más Miguel.

-No, vamos Erika – tiraba de mi brazo para sacarme de la cama. Desistí y me levante, Miguel seguía tirando de mi para que lo siguiera – vamos Erika date prisa – bajamos a toda velocidad las escaleras hasta llegar a la cocina.

-Feliz cumpleaños – dijeron mi hermano y mi madre a la vez. Me quede sorprendida por la cantidad de comida que había en la mesa, desde tostadas y cruasanes hasta crep con nutella que eran mi perdición, quería hincarle el diente a todo. De un momento a otro mi hermano se perdió, dejándome con mi madre y toda aquella comida. Mi madre se acercó hasta a mí y me dio un fuerte abrazo.

-Felicidades cariño.

-Gracias mamá – al separarnos me senté en la mesa deseando comerme todo aquello.

-No seas ansiosa hija espera a tu hermano – deje lo que había cogido de nuevo en su sitio – toma – me tendió una bolsa, dentro de ella había un par de libros que deseaba tener.

-Mamá no tenías – me levante de la silla la abrace dejándole un beso en la mejilla – gracias eres la mejor. Cuando me gire Miguel me dio otro regalo, lo abrí y eran unos cascos nuevos.

-Como lo tuyos ya están un poco rotos pensé que ya era la hora de cambiarlos – no podía ser más adorable, lo achuche llenándole la cara de besos – mamá dile que pare – dijo quejándose.

-Venga ya basta los dos – nos sentamos los tres a desayunar mientras Miguel nos contaba lo bien que se lo había pasado ayer con nuestros primos.

-Chicos tengo que contaros algo – dejamos de reírnos y le prestamos atención – veréis esto no es fácil para mí de contar. ¿Sabéis lo mucho que he querido y quiero a vuestro padre verdad? esto no significa que – la interrumpí ya sabía dónde quería llegar con todo eso.

-Mamá por favor al grano – es increíble como teníamos la facilidad de irnos por las ramas siempre.

-Estoy saliendo con alguien, llevamos un tiempo viéndonos y queríamos tomar el siguiente paso ¿estáis bien con eso? – su cara era totalmente de preocupación y nervios.

-¿Él te hace feliz? – le pregunte a lo que asintió – y ¿te trata bien? – volvió a asentir, le cogí la mano para que se relajase – entonces está bien mamá.

-Yo solo quiero que seas feliz mami – Miguel se levantó de su asiento para darle un abrazo a lo que yo también me uní.

-¿Le conocemos? – pregunte algo curiosa pro saber quién era aquel misterioso hombre.

-Es el tío de Hugo, el de la cafetería.

***

-Feliz cumpleaños vieja – Alicia se me tiro encima por lo que casi caemos las dos al suelo.

-Gracias idiota – la rodee de la cintura abrazándola.

-¿Y estos pelos? – paso sus manos por mi pelo alborotándolo más de lo que estaba.

-¿Qué les pasa a mis pelos?.

-Ve a peinarte.

-¿Para qué? No tengo intención de salir a ninguna parte.

-Que te peines Erika o lo hare yo y ya sabes lo que paso la última vez – y tanto que lo sabía me dejo echa un cuadro.

-Está bien voy – subí hasta el baño para arreglarme un poco el pelo, para cuando baje Alicia estaba entretenida hablando con mi madre y chinchando a mi hermano.

-Así estas mucho mejor – me cogió de la mano y me llevo con ella hasta la puerta – nos vamos, adiós – se despidió de mi madre y mi hermano con su otra mano libre.

-¿Nos vamos? ¿a dónde?

-Ya lo veras.

***

Estaba tan nerviosa, tenía tantas ganas de verla y abrazarla, me moría por volver a besarla. Toque al timbre esperando que fuese ella la que me abriese la puerta para tirarme encima y comérmela a besos. Pero no todo es como lo deseas, la puerta se abrió mostrando a su madre bastante sorprendida de verme allí.

-Alexandra ¿qué haces tú aquí? – no me dio tiempo a decir nada cuando ya me estaba estrujando.

-Quería darle una sorpresa a Elena ¿está en casa?

-Oh lo siento cielo, no está.

-¿Podría decirme dónde está?

-Claro está en un cumpleaños, pasa te daré la dirección.

-Muchas gracias – pase dentro, la casa era enorme. Me apunto la dirección en un papel y me explico cómo se llegaba, de nuevo le di las gracias y salí hacia la cafetería, según me dijo no estaba muy lejos. 

Ella nunca sera míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora