Capítulo 22

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CAPITULO 22

Los minutos se hacían interminables, parecía que nunca se iba a acabar aquella clase de historia. Para rematar el día Rubén no había aparecido en toda la mañana, no se porque no me sorprende, quien sabe si lo hace para evitarme, después de lo que paso. No hemos hablado desde entonces y eso me tiene como loca, y encima mi madre por si fuera ya poco está más rara que de costumbre. Eche un vistazo al fondo de la clase para llamar la atención de Erika pero estaba bastante puesta en sus cosas, no es que estuviese molesta ¿o tal vez si? No, definitivamente no, ¿porque iba estar yo molesta de una chica? ni que estuviese loca, por mi como si se la tiraba allí mismo.  Saque mi móvil de mi bolsillo del pantalón.

-Nos vemos en la cafetería en cuanto termine la clase – mire de nuevo al fondo de la clase para asegurarme de que Erika leía el mensaje.

-¿Para qué? – su cara era de no entender absolutamente nada.

-Tenemos que hablar.

-Oh de verdad Ali ¿no puedes esperar más tarde?.

-No.

-OK.

-Ah se me olvidaba no te traigas a tu noviecita – volví a girarme una vez más y como me imaginaba me iba a matar por aquello.

Nada más terminar la clase como me suponía Erika me arrastro del brazo hasta el baño de las chicas donde no había ni un alma.

-Pero tú de qué coño vas – me hacía gracia cuando se ponía así de enfadada parecía que en cualquier momento iba a echar humo por las orejas.

-Creo que necesitas relajarte o vas a explotar – no podía evitar reírme estaba toda roja.

-No le veo la puta gracia – estaba realmente furiosa se le notaba a kilómetros.

-Eso es porque no te has visto, cálmate ¿va? vamos a tomarnos algo a la cafetería – me di la vuelta para salir cuando me empujo contra la pared.

-No lo que tengas que decirme me lo dices aquí y ahora.

-¿Es que te ha puesto también hora? – aquella situación era cómica y empezaban a saltarme las lágrimas de la risa.

-¡Quieres dejar a mi novia de una vez en paz! – decía mientras se acercaba - ¿Qué diablos te ha hecho ella? – su cara estaba cada vez más pegada a la mía – se suponía que te alegrabas por mí – notaba ya su aliento, solo estábamos a centímetros.

-Yo… – notaba como mis mejillas echaban fuego.

-¿Tú qué Ali?.

-Lo siento solo estaba de broma – casi nos rozábamos y para ser sincera no me importaba.

-Entonces ¿qué es lo que era tan urgente que no podía esperar? – su cuerpo estaba pegado al mío notaba su calor y como se había tranquilizado. No dejaba de mirar mis labios y a decir verdad aquello ¿me gustaba?.

-Erika – una voz provenía de detrás de la puerta. Erika se separó rápidamente dejando una distancia considerable entre nosotras.

-Si ya voy – y sin decir nada más se fue.

Me quede allí analizando lo que había pasado o llegado a pasar por un momento, algo en mi pantalón sonó.

-Esta tarde a las cuatro en mi casa.

Allí estaría.

Ella nunca sera míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora