CAPITULO 20
No, no puede ser. Llevo más de una hora dando vueltas por mi habitación intentando comprender lo que ha pasado hace unas horas, y no lo entiendo, nada encaja, no tiene sentido joder. Necesito hablar con alguien, necesito contarle a alguien lo que ha pasado y solo una persona puede ayudarme.
***
Una canción empezó a sonar de repente interrumpiendo nuestra conversación que empezábamos a mantener si se podía llamar así. Pasados unos segundos caí en la cuenta que aquello que sonaba provenía de mi móvil, alguien me estaba llamando.
-Disculpa un momento – me levante de la mesa y saque mi móvil de mi pantalón, aún seguía sonando, era Alicia la que llamaba. No tenía demasiadas ganas de hablar con ella en estos momentos, con las mismas le colgué. Volví hacia donde hasta hace unos segundos estaba sentada esperando que me dijeran algo – perdón no era nada importante.
-No pasa nada – me regalo una de sus sonrisas.
-Por dónde íbamos.
-Pues veras Erika – otra vez empezó a sonar mi móvil, decidí apagarlo por completo para que no me molestase.
-Lo siento continua.
-¿Va todo bien?.
-Por supuesto, venga dime Rubén me tienes intrigada.
-¿No tienes nada que contarme? – me sorprendió bastante que dijera eso.
-Eras tú el que me ha llamado porque quería hablar conmigo y has sido tú el que me ha citado aquí, para hablar de ello en persona, así que no, no tengo nada que contarte y si para eso me has hecho venir hasta aquí me marcho, tengo cosas mejores que hacer – me levante de la mesa pero note que me agarraba del brazo. Puede darme cuenta que Elena y los demás estaban observándonos muy de cerca.
-Perdona yo no quería decir eso por favor quédate.
-Está bien pero habla rápido.
-Tú y… Elena ¿tenéis algo? – me quede en bloqueada ¿Cómo podía saber eso él? ¿tanto se notaba?.
-¿Por qué dices eso?.
-Venga Erika no te hagas la tonta solo hay que veros cuando estáis juntas – me quede callada no sabía que decir o cómo actuar ante aquello – mira, no te he traído aquí para juzgarte solo quiero que sepas que soy tu mejor amigo y me tienes aquí para lo que necesites apoyándote, solo quiero que seas feliz.
-Gracias – no supe decir otra cosa.
-Pero eso no es todo lo que quería contarte – cuando pretendía abrir la boca continuo – entre Alicia y yo han pasado una seria de sucesos que quería contarte antes de que lo hiciese ella.
-¿Qué os ha pasado? – seguía sorprendiéndome cada vez que decía algo.
-Básicamente nos liamos – vale esto si que no me lo esperaba.
-¡¿QUÉ?! – fue tan fuerte como lo dije que todo el mundo que había por la cafetería se asustó – pero como de liados.
-Liados Erika.
-¿Del todo? – no podía abrir más los ojos de la sorpresa.
-Si – su respuesta me choco, sentí que una pequeña parte de mí se estaba desmoronando enfrente de mí.
-Ella está enamorada de ti – no puede más y lo solté, sentía tanta rabia por dentro, tanto dolor. Tenía un nudo en la garganta que empezaba a avisarme de las tremendas ganas de llorar que estaban emergiendo.
-¿Desde cuándo sabes eso?.
-No hace mucho – ya apenas podía hablar sin que rompiera allí, tenía ganas de salir corriendo y marcharme tan lejos que nadie pudiera alcanzarme. Pero no podía hacer eso mi madre estaba allí y lo que es peor mi novia también. Ahora comenzaba a sentirme peor por ella como si la estuviese traicionando. Porque las cosas tenían que ser así de difíciles, porque no podía quitarme de una vez ese sentimiento por Alicia que en el fondo de mi ser seguía viviendo en mí. Porque no podía simplemente enamorarme perdidamente de Elena, porque no podía ser más fácil.
-¿Qué crees que debería hacer ahora?.
-¿Sinceramente? no lo se – me levante de la mesa y rápidamente salí por la puerta intentando que nadie me viera. Se darían cuenta de que me pasa algo y no estoy para preguntas, no quiero tener cerca a nadie en estos momentos. Aligere el paso cada vez a más y sin darme ni si quiera cuenta estaba corriendo mientras se deslizaban por mis mejillas todas esas lagrimas que intentaba tragarme.
Perdí la noción del tiempo ya había anochecido cuando salí de la cafetería corriendo habían pasado un par de horas pero no sabía exactamente cuántas. Mi móvil seguía apagado, pasaba de llamadas y de dar explicaciones de porque me había ido así, aunque tarde o temprano tendría que darlas pero ahora no me sentía preparada. Llegando a casa todo parecía tranquilo sin moros en la costa, fui cuidadosa para que a nadie me viese entrar, caso error, mi madre estaba esperándome.
-¡¿Dónde te habías metido? ¿Tú sabes lo preocupados que estábamos, en especial Elena? ¿Por qué te has ido así, me lo puedes explicar?!
-Ah ya mamá solo necesitaba un poco de aire.
-¡¿Y para eso tienes que irte de esas maneras sin decir nada Erika?!.
-Perdón ¿vale? No volverá a ocurrir.
-Más te vale señorita – subí hacia mi habitación con la intención de desaparecer – por cierto Elena me ha dicho que la llamases cuando llegaras.
Encendí mi móvil y marque rápidamente pero no fue a Elena a quien decidí llamar.
-Por fin das señales de vida tía, llevo todo el día intentando contactar contigo pero nada.
-He estado algo liada últimamente – me limite a decir.
-Ya se nota – como tú pensé.
-¿Podemos quedar?.
-Si – no deje que terminase.
-Ahora en el parque de al lado de mi casa.
-Está bien, hasta ahora – sin más colgué. Baje corriendo las escaleras y sin más que una voz a mi madre diciendo que salía un momento me fui.
Cuando yo llegue al parque ya estaba Alicia allí, cuando me vio se tiro a mi cuello para abrazarme, yo no tenía ninguna intención de hacerlo. Me separe rápidamente de ella.
-Erika ¿Qué te pasa? te noto rara, como si estuvieras distinta.
-Sentémonos.