CAPITULO 19
Otra vez ese cuarto vacío y oscuro, no hay nada en él. Salvo una mujer que mira por la ventana y me da la espalda. Todo empieza a girar y ella me dice algo pero no logro entender lo que me quiere decir, su cara es borrosa como si ni siquiera tuviese cara. Todo se vuelve negro y cada vez me hago más pequeña.
Abro los ojos, no ha pasado nada solo ha sido ese extraño sueño o más bien pesadilla que se repite noche tras noche desde que tengo uso de razón. Sigo en mi cama, sudorosa y con todas las mantas por el suelo. Me incorporo para ver qué hora es, son las ocho de la mañana, decido levantarme ya. Voy a la cocina a beber algo que me quite esta angustia que tengo, ¿qué significara ese sueño? porque tiene que significar algo.
-Buenos días cariño ¿qué haces ya despierta si es domingo?.
-Me he desvelado mamá.
-Estas sudando Alicia, ¿otra vez ese sueño?.
-Si, no logro comprenderlo.
-Eso es de tantas películas de miedo que veis los jóvenes – se pone a dar vueltas por la cocina como si no supiera lo que hacer. Siempre que hablamos de ello me da la impresión de que se pone muy nerviosa e intenta cambiar lo antes posible de tema – ¿Quieres que te prepare algo para desayunar?
-Si por favor – desde ese momento no volvemos a mencionar nada relacionado con ese tema, hablamos de diversos temas y cuando intento otra vez sacar lo de mi pesadilla me huye, es como si supiera el porque y no quisiera decirlo.
La mañana pasa larga y aburrida como otra cualquiera de invierno, no consigo localizar a Erika para hablar con ella y Rubén, bueno él prefiere colgarme y evitarme. Pero tenemos que hablar después de lo que paso entre nosotros.
Escucho a mi madre hablar con alguien en voz baja, decido asomarme para ver con quien habla porque solo estamos ella y yo en la casa hoy.
-Si todas las noches, ya no sé qué hacer Paula – un momento ¿quién diablos es paula? me acerco un poco más a la puerta pero con cuidado de que no me vea, ni me oiga - ¿Crees que es mejor que se lo diga?, algún día se enterara y será peor - ¿decirme el qué? – Vale Paula no le diremos nada.
***
-¿Qué tal amanecieron?
-Muy bien aunque Erika ronca y no veas el tostón.
-Oye, yo no ronco.
-Uy que no eso es porque no te has escuchado.
-Parejita dejad la discusión para otro momento, el autobús sale dentro de una hora y hay que estar listos – interrumpió David esa maravillosa discusión de media mañana.
Cogimos algo de comer para el camino hacia la parada de autobuses, para nuestra desgracia ya había que volver a la realidad y lo que era peor a nuestras casas, después de un fin de semana magnifico. Tardamos lo mismo que la otra vez, en esta ocasión la costa estaba medio vacía, era normal no hacía muy buen tiempo como para estar paseando, el cielo estaba completamente negro tenía toda la pinta de caer una.
No tardó mucho en llegar el autobús, no tuvimos problemas con los asientos puesto que iba vacío. Decidimos ponernos al final del todo, David y Hugo se pusieron a nuestro lado. Se nos hizo verdaderamente corto el trayecto de vuelta no como el día anterior. Conforme íbamos bajando de él recibí una llamada de Rubén no sé porque pero decidí cogérselo.
-Dime Rubén – los demás me miraban algo extrañados le hice unos gestos para que se adelantasen, ahora me uniría a ellos. Pero Elena pego la oreja también al móvil para ver que quería.
-Hola Erika siento interrumpir lo que estuvieras haciendo pero tenía que hablar contigo.
-Oh tranquilo no estaba haciendo nada – mentí claramente estaba muy bien ocupada, la cara de Elena al decir eso era un poema.
-Bien, ¿estás sola?.
-Claro – volví a mentir, Elena me preguntaba por gestos pero estaba igual que ella.
-Bueno quería saber si puedes quedar ahora mismo prefiero hablar en persona – no sabía que responderle, Elena me decía que sí, Hugo y David se pararon a nuestro lado para saber que pasaba. Ellos también asentían.
-Si puedo – menuda panda de curiosos pensaba yo para mis adentros.
-Perfecto ¿nos vemos en la cafetería nueva?
-Allí nos vemos Rubén – les conté un poco lo que pasaba y hacia la cafetería del tío de Hugo nos dirigimos todos.
Cuando llegamos me sorprendí bastante de quien vi allí sentada ¿tonteando con el tío de Hugo?.
-¿Mamá que haces tú aquí?.
-Hola hija ¿no tengo derecho a tomarme yo también un café?.
-Sí, si pero.
-Ni pero ni nada esta juventud de hoy en día.
-Se piensan que estamos hechos unos viejos ya – dijo Manuel el tío de Hugo – bueno chicos que queréis tomar, acabo de hacer chocolate caliente – nos sentamos con ellos en la barra y pedimos todos un chocolate de esos.
-¿Cómo ha ido el fin de semana chicos?
-Muy bien – dijimos todos al mismo tiempo después nos echamos a reír.
Media hora después me avisaban de que Rubén ya había llegado y se había sentado en una mesa retirada de donde estábamos todos. Me acerque con Hugo quien le tomo nota para ver que iba a tomar, me senté enfrente de él.
-Ya estamos aquí – dije yo.
-Si.
-¿De que querías hablar conmigo?.
-Pues veras.