CAPITULO 30
(Maratón 3/5)
-Ya te lo he dicho no puedes venir.
-¿Pero por qué? no lo entiendo Elena.
-No tengo tiempo, tengo que estudiar y.
-No, no sigas por ahí siempre me pones la mismas escusas. ¿Te crees que yo tengo acaso tiempo? No, pero una relación es cosas de dos.
-Lo se cariño pero.
-No déjame terminar, yo también tengo que centrarme en mis responsabilidades como bien sabes pero ha día de hoy te estoy poniendo a ti por encima de todo. Y lo peor no es eso, lo peor es que veo que yo pongo de mi parte por intentar llevar esta relación, y tú no pones nada de la tuya Elena.
-Claro que pongo Alex.
-¿Evitar hablar conmigo, y ponerme escusas para que no vaya a pasar tiempo contigo es poner de tu parte?
-Mira te prometo que en cuanto pueda me planto allí para pasar unos días juntas ¿si?
-No prometas algo que no vas a cumplir – con las que me dijo eso colgó la video llamada. Realmente estaba bastante molesta conmigo, para colmo ya era las seis de la tarde y no tenía señales de Erika. No era una sorpresa que estaría con Alicia puesto que ninguna de las dos había asistido a clase esta mañana.
***
Nos habíamos pasado parte del día callejeando por aquel lugar en busca de la casa de aquella mujer, ya estaba oscureciendo y me estaba muriendo de hambre.
-Es aquí – Alicia se paró de repente enfrente de un portal.
-Bien, ¿ahora como pretendes entrar lista? – Tan rápido como dije aquello una mujer mayor salió de aquel portal con su perro, Alicia me miro de reojo - olvídalo, no he dicho nada – Antes de que la puerta se cerrase corrimos hasta ella, ya estábamos dentro. Echamos un vistazo rápido mientras yo me dirigía a las escaleras.
-¿Dónde vas? el ascensor está aquí al lado.
-Es muy bueno subir por las escaleras.
-¿Hasta un séptimo piso? No será que te da miedo los ascensores – Alicia me miraba conteniéndose la risa como si lo que acábese de descubrir fúsese lo más divertido del mundo.
-No – la corte de inmediato. Fui detrás de ella hasta el ascensor que no tardó mucho en llegar. Una vez montadas en él le di un rápido vistazo, estaba temblando y con la mirada hacia abajo. Cogí mi mano con la suya entrelazando nuestros dedos y le di un suave apretón, ella levanto su cara devolviéndome una pequeña sonrisa por ese gesto mío.
Las puertas del ascensor se abrieron dándonos cuenta que ya habíamos llegado a la planta. Salí del ascensor tirando así de Alicia sin soltarle la mano en ningún momento. Ahí nos encontrábamos en la puerta, debatiéndonos de quien iba a tocar al timbre, nerviosas por lo que se avecinaba a continuación, queriendo saber la verdad. Alargue mi otra mano libre y llame. Cuando la puerta se abrió, no esperábamos lo que vimos, nos retiramos un poco de la puerta para mirar el número de esta, lo mismo nos habíamos equivocado de puerta, pero no era allí. El hombre que nos abrió parecía un poco desconcertado por la situación.
-Hola ¿queríais algo? – dijo este sacándonos a las dos de nuestro también desconcierto.
-Si, ¿vive aquí Paula?
-Si vive aquí pero en estos momentos no está – Ali y yo nos miramos y estaba claro que no nos íbamos a ir de allí sin respuestas.
-¿Tardara mucho en llegar?
-No lo creo, debe de estar saliendo ya del trabajo.
-¿Te importaría mucho si la esperásemos? – aquel hombre no entendió lo que le queríamos decir, le señale la casa.
-Claro que no pasad – se hizo a un lado dejándonos pasar a las dos.
-¿Queréis tomar algo mientras? Una coca cola, agua tal vez.
-No, gracias – dijimos a la vez.
-Vale, está bien – le seguimos hasta un pequeño comedor – tomad asiento – nos sentamos en aquel sofá que desde luego era lo que más predominaba de la habitación, era inmenso. Él se sentó enfrente de nosotras, el ambiente no podía ser más tenso. Mi móvil empezó a sonar de nuevo en mi bolsillo, lo saque rápidamente "Elena" y lo apague, aquel no era el mejor momento para hablar.
Pasados unos minutos sin saber que decir ninguno de los presentes, se oyó como alguien abría la puerta desde fuera. Alicia me agarro de la mano fuertemente, los pasos se oían cada vez más cerca.
-Cariño ya estoy aquí – se escuchó decir desde el pasillo, venia hacia donde estábamos. Aquel hombre se levantó de su asiento para dirigirse hacia la puerta, allí estaba ella en la puerta.
-Hola mi amor – le planto un beso en los labios antes de continuar hablando – tienes visita – le dijo mirando en nuestra dirección, no se había percatado de nosotras hasta que al igual que el miro hacia donde estábamos sentadas. Su cara se puso blanca como si no corriese sangre por su cuerpo, estaba petrificada y todos la estábamos mirando.
-Alicia... – logro decir.
-Hola "mamá" – dijo está llena de rabia mirándola desafiante.
-¿Cómo que mamá? – el hombre de su lado también palideció de inmediato al oír aquello.