CAPITULO 16
-¿Dónde vamos? – pregunto Elena.
-Ya lo veras, no seas impaciente.
-¿Ni siquiera me vas a dar una pista?.
-Entonces ya no sería una sorpresa – la mire y le di un rápido y suave beso en los labios, estábamos en la calle pero me daba igual los de nuestro alrededor. Por primera vez en mucho tiempo estaba segura y feliz de lo que hacía.
Mi móvil vibro, lo saque de mi bolsillo, justamente es quien pensaba.
*Aquí te envió la dirección y como se llega, ¿serás capaz de llegar tú solita?*
Era Hugo mandándome la ubicación de donde tenía que llevar a David y a Elena. Guarde el móvil no quería que se enterase de lo que andábamos planeando.
Nos dirigimos hacia la casa de David a recogerlo, el camino era algo largo, pero se nos hizo bastante corto entre tanta conversación.
-¿Esta era la sorpresa, la casa de David? – si las miradas matasen yo ya estaría muerta.
-Paciencia tonta – toque al timbre un par de veces, tuve la esperanza de que estuviese despierto y listo como Hugo me dijo.
-Ea no está vámonos – se le notaba que estaba algo enfadada.
-Espera anda – me puse detrás de ella abrazándola por la espalda, toque de nuevo y la puerta se abrió.
-Lo siento cariñ… – cuando nos miró se quedó callado.
-Hola – dijimos las dos al par, parece que estamos sincronizadas.
-Hola chicas me creía que era Hugo.
-Ya me lo imaginaba ¿estás listo? – dije yo.
-Si pero…
-Vamos Hugo está esperando – el pobre recogió sus cosas y salió algo desconcertado.
-¿Tú tienes idea a dónde vamos? – se dirigió a Elena al preguntar.
-La misma que tú – dijo está riéndose.
Aprovechando que estaban entretenidos hablando el uno con el otro saque mi móvil para responder el mensaje de Hugo.
*Llegaremos antes de lo previsto*
No tuve respuesta. Llegamos a la estación de buses, les dije que me esperasen mientras yo iba a la ventanilla a sacar los billetes. Una vez comprados me reuní con ellos para esperar el bus.
Quince minutos después ya estaba allí, cada uno se montó en el sin decir ni preguntar absolutamente nada, enseñando el billete que yo les había dado al conductor.
Elena y yo nos sentamos juntas y David en los asientos de al lado. Durante el trayecto David se quedó completamente dormido sobre la ventana. Elena mientras iba jugando con mi mano e intentaba sonsacarme a donde nos dirigíamos.
Una hora y cuarto más tarde el autobús se detuvo la gente empezó a bajar. Cuando por fin pudimos lograr salir, contemplamos el maravilloso paisaje que había a nuestro alrededor. Era realmente maravilloso, se podía ver la playa a penas a pocos pasos de la parada.
-Oh – logro decir Elena que se quedó boquiabierta. Ella nunca había estado por aquí, al contrario que yo o que David. Era muy normal venir a esta playa en época de verano.
Saque mi móvil del bolsillo y nos pusimos a caminar por donde la ubicación que me había dado Hugo decía.
-¿Pero a dónde vamos Erika, y donde está Hugo?.
-Vamos hacia allí.
Los padres de Hugo tenían una gran casa enfrente de la playa, un lugar un tanto especial, ya que era un lugar apartado por donde no pasaba, ni conocía nadie.
Al llegar los tres nos quedamos con la boca abierta. Vimos una espectacular casa, construida no hace mucho tiempo de estilo moderno. Conforme más nos íbamos acercando más abríamos los ojos.
-Ey chicos ya estáis aquí – no nos hizo falta tocar, Hugo estaba en una grande balcón en el segundo piso de la casa esperándonos – ahora mismo bajo.
-Así que esta era la sorpresa – Elena se acercó a mí y me rodeo el cuello con sus brazos. Pegamos nuestras frentes quedándonos mirando los labios de la otra. La verdad es que llevábamos todo el camino con ganas de besarnos, y no nos reprimimos más.
-Que te dije mi amor, estas dos acababan juntas – apareció Hugo por la puerta rompiendo ese apasionado momento.
-Si tenías razón cariño.
-Ejem dejad los arrumacos para más tarde chicos.
Todos nos echamos a reír. Pasamos dentro de la casa, era tremendamente más gigantesca de lo que parecía por fuera. Hugo nos fue enseñando la casa un poco por encima, tras eso, salimos jardín. Había una gran piscina, como no, todo en esta casa es en grande, que estaba rodeada de unas palmeras. En un lado había una pequeña cascada de agua. El jardín tenía una pequeña puerta que salía directamente a la playa.
-Tendréis algo de hambre, venid a la cocina – lo seguimos todos hacia la cocina.
-Ooh que bien huele ¿qué has hecho?.
-Una lasaña.
-Que chico más completo, te lo voy a quitar David – dije un poco para picar a Elena.
-Oye – Elena se acercó y me pego un codazo.
-Ay que era broma.
-Ya claro.
-Venga, dejad de pelearos hay chico para todos.
Pasamos una comida bastante agradable, tras terminar ayude a Hugo a recoger la cocina, mientras aproveche para preguntarle si había hecho lo que le había pedido.
Me escape un segundo con unas mantas y una cesta por la puertecita del jardín. Volví lo más rápido que puede para que no se notase mi ausencia.
-¿Dónde te habías metido?.
-Joder que susto Elena ¿qué haces aquí sola?.
-Estaba contemplando este lugar, es bonito.
-Ven aquí – la levante de donde estaba sentada – ¿tienes frío pequeña?.
-Un poco solo – me quite mi cacheta y se la puse a ella – póntela tú o pasaras frio.
-Estoy bien tranquila – nos fundimos en un abrazo de estos que te dejan sin respiración.
Me puse detrás de ella y le tape los ojos con mis manos.
-Vamos.
-¿A dónde vamos?.
-Shhh…solo déjate guiar.
Salimos por la puerta del jardín, con cuidado de no tropezar. Solo se escuchaban las olas del mar. La pare y le destape los ojos.
-Oh Erika – me agache hasta la manta que unos minutos antes yo misma había puesto allí, y recogí la rosa roja.
-Es para ti – cogió la rosa y me beso, primero con ganas y poco a poco bajando la intensidad dejando que nuestras lenguas juguetearan sin prisas.
-Me encanta, me encantas – nos tumbamos en la manta, abrazadas, observando cómo se iban formando las olas.
-¿Qué hay en la cesta?.
-Ábrela tu misma.
-Mmm…chocolates y chucherías – parecía una niña pequeña revolviendo el contenido de la cesta.
Eche la otra manta por encima nuestra, y allí nos pasamos toda la tarde abrazadas.