CAPITULO 15
El despertador empezó a sonar, ya es la hora me dije, y me levante de un blinco de la cama. Quite la alarma del móvil y seguidamente me vestí lo más rápido que pude, eran las ocho aún no se habrán ido.
Cogí un cuaderno de mi escritorio y le arranque una hoja, empecé a escribir sobre ella.
“Mamá hoy pasare todo el día con Elena, no te preocupes estaré bien. No hagas de comer para mí, vendré tarde. Te quiero.”
Baje hasta la cocina y le puse la nota al lado de la cafetera, allí seguro que la vería pronto, lo primero que hace nada más despertarse es hacerse un café.
Ya tenía todo listo, revise la mochila otra vez y me mire en el espejo de la entrada por última vez. Un poco zombie mi cara pero perfecta. Salí de casa hacia la casa de enfrente solo habían dos pasos. Sentí un poco de jaleo, menos más aun no se fueron. Cuando iba a tocar abrieron la puerta de golpe, mi mano quedo suspendida en el aire.
-Oh que sorpresa ¿qué haces aquí Erika?, Elena sigue durmiendo – me dijo su padre.
-Lo se, venia despertarla teníamos planes para hoy – mentí, sabía que sus padres y su hermana se iban de excursión por ahí por lo que me dijo ella se quedaría sola todo el día, así que pensé en hacerle una sorpresa, pero claro no le iba a decir a su padre eso.
-No nos dijo nada, bueno nosotros tenemos que irnos ya.
-¡Erika hola! – salió Andrea la pequeña de la casa y se tiró encima de mí para abrazarme.
-Shhh…no grites que tú hermana está durmiendo Andrea – su madre también me saludo cariñosamente como la pequeña.
-La habitación de Elena es al subir las escaleras a la derecha creo que sabrás encontrarla ¿verdad? – se dirigió otra vez el padre a mí.
-Claro.
-Pues nos vamos, portaros bien y a ver lo que hacéis – dijo mientras se metía en el coche y arrancaba. Me quede en la puerta mirando cómo se iban, cuando ya no vi el coche, cerré la puerta.
Fui a la cocina y deje mi mochila allí, subí hasta la habitación de Elena, abrí la puerta y estaba profundamente dormida. Me hizo gracia en la forma en la que estaba durmiendo abrazada a la almohada. Cerré la puerta con cuidado y nuevamente baje a la cocina. Primero de todo busque una bandeja que encontré en un armario demasiado alto para mí. Empecé a preparar el desayuno, exprimí unas naranjas para hacer zumo natural, lo coloque en la bandeja con las tostadas.
Saque de mi mochila un bote que contenía masa para hacer creps, anoche antes de acostarme prepare la masa y la guarde. Cogí una sartén que había por allí cerca y comencé hacerlas. Lo puse todo en la bandeja, recogí un poco la cocina y con las mismas fui a despertar a mi dormilona. Que bien sonaba eso de “mi dormilona”.
Deje la bandeja en el suelo y abrí la puerta consumo cuidado de no hacer ningún ruido para no despertarla. Volví a coger la bandeja del suelo y entre, seguía durmiendo. Puse la bandeja encima de su escritorio y me acerque a la cama.
Me arrodille enfrente de ella, quede mirándola. Aun dormida y aunque estuviese toda despeinada se veía tan bonita. Le aparte el pelo de la cara para verla mejor y se lo coloque detrás de la oreja. Hizo un pequeño ruido como quejándose de algo, me acerque un poquito más y le di un beso en la frente, otro en la mejilla y por ultimo uno rozando sus labios.
-Buenos días cosita – le dije susurrándole en el oído – despierta ya que echo de menos ver esos preciosos ojos y esa maravillosa sonrisa que tiene mi chica.
-Mmm…un poquito más.
-Venga marmota – me tire a la cama quedando encima de ella.
-Ay que me aplastas.
-¿Te vas a despertar ya?.
-Si – me quite encima quedando a su lado en la cama – buenos días.
-Hola – pase mi mano por su cara acariciándola.
Su cara se acercó a la mía y sus manos se colaron por debajo de mi camiseta. Se puso encima de mí sujetándome las manos con las suyas por encima de mi cabeza. Como pude me abalance hacia ella e hice un intento de besarla pero se resistió echándose hacia atrás. Echo todo el peso de su cuerpo sobre el mío para que no pudiera moverme, se acercó cada vez más a mis labios y cuando estábamos a punto de besarnos se quitó de encima de mí dejándome con las ganas.
-Eso te pasa por aplastarme que te quedas sin beso – dijo con una mirada picara.
-Con que esas tenemos – me levante de la cama y cogí la bandeja del escritorio – pues ahora tú te quedas sin desayuno.
-No jo.
Me puso pucheros y a ver quién se resiste a ellos. Al final terminamos desayunando el cama entre risas y bromas.
Deje que se duchara mientras termine de arreglar lo que quedaba de cocina. Mi móvil empezó a sonar, era Hugo, justo a tiempo dije.
-Hola Hugo, ¿lo tienes todo?.
-Si está casi todo solo faltan unos pequeños detalles.
-Perfecto y ¿David?.
-No se ha enterado de nada.
-Vale yo me encargo de él, nos vemos allí a las siete.
-Genial aquí estaré y no os retraséis.
-No por cierto, gracias Hugo por ayudarme.
-No hay de qué – colgamos los dos a la vez.
-¿Con quién hablabas? – interrumpió Elena en el comedor.
-Con mi madre – casi me pilla.
-¿Todo bien? – dijo con un gesto en su cara un tanto preocupada.
-Claro, ¿estas lista?.
-¿Para qué?.
-Es una sorpresa pequeña – la cogí de la mano y salimos de su casa.