CAPITULO 32
(Maratón 5/5)
Me desperté antes de que sonase la alarma, tenía a Alicia acurrucada sobre mí con lo que apenas podía moverme. Alargue la mano con cuidado de no despertarla hasta la mesita para coger mi móvil, seis llamadas perdidas más tenia de Elena. No es que se me olvidase devolverle las llamadas, pero en estos momentos era Alicia la que me necesitaba, ya vería que le diría a Elena puesto que seguro que estaba molesta por no contestarle a nada. Poco a poco Alicia empezó a moverse abriendo así los ojos y mirando a su alrededor.
-Buenos días – le dije apartándole el pelo que tenía en la cara.
-Buenos días, ¿que hora es? – dijo con la voz adormilada.
-La hora de ponernos en marcha.
-No quiero, no podemos quedarnos un poquito más en la cama – se acurruco más a mi metiendo su cara en mi cuello.
-No podemos Ali.
-Jo – dijo poniéndome un puchero, se veía adorable pero no podíamos perder ni un minuto o perderíamos el autobús de vuelta. Llegamos por los pelos, pues Alicia se entretuvo en el desayuno, si por ella hubiese sido se hubiera comido toda la comida del buffet. Esta vez el viaje no se nos hizo tan largo. Yo por mi parte iba más tranquila, era sábado con lo cual no íbamos a perder ninguna clase hoy y era un alivio, no me podía permitir el lujo de faltar. Cuando llegamos Alicia insistió en venirse a mi casa conmigo, no quería llega a la suya todavía, lo cual era normal si ayer fue un día intenso y duro, hoy no iba a ser menos. Al abrir la puerta supe que a la que le tocaba lidiar con un pequeño asunto era a mí.
-Mamá ya estoy en casa – grite desde la entrada, deje que Alicia entrase primero antes de cerrar. Se escuchaban unas risas que venían del comedor y si no me equivocaba una de ellas era de Elena. Mi madre salió de la cocina limpiándose las manos mojadas con un trapo.
-Hasta que por fin apareces hija – se la veía muy contenta a esta mujer ¿qué le ocurriría para estarlo tanto? – oh Alicia ¿cómo estás? ¿te quedas a comer con nosotros? – Alicia asintió – bien, por cierto hija Elena lleva un rato esperándote, esta con tu hermano en el comedor – lo sabía, tierra trágame. Alicia se dirigió hasta este y yo la seguí detrás.
-Hola – dijimos al unísono las dos y nos echamos a reír. Mi hermano y Elena estaban muy concentrados jugando con la consola. Alicia se sentó al lado de mi hermano llamando a su la atención de los dos. Elena la miro y se giró por la habitación buscándome.
-Ey – le dije levantando la mano, su cara era todo un poema. No me dijo nada, se levantó en mi dirección y se quedó enfrente de mí.
-¿Podemos hablar? – miro a Alicia que no nos quitaba los ojos de encima – a solas – sentencio.
-Tranquila yo me quedo aquí jugando con tu hermano a lo que sea que sea esto – cogió el mando que quedaba libre y se puso a jugar con el mientras él le iba explicando cómo iba todo aquello.
-Vamos a mi habitación – paso por delante de mí encaminándose ella primero hacia arriba – lo siento – le dije una vez que cerré la puerta de mi habitación, me acerque hasta ella que se había sentado en el borde mi cama quedando a su lado. No me miraba y seguía sin decir nada – mira tenía que estar al lado de Alicia.
-¿Por qué? ¿qué es tan importante para que pases de mí y no me cojas las llamadas Erika?
-No puedo decírtelo Elena.
-Parece que siempre es ella más importante que yo.
-No lo entiendes.
-Pues explícamelo entonces.
-Me necesitaba y ella es mi... – me quede callada un momento – mejor amiga – primer amor iba a decir – me necesita y no puedo darle la espalda así como así entiende eso por favor.
-Entiende tú que me tenías preocupada Erika no sabía absolutamente nada de ti.
-Lo sé, lo siento de verdad – desvió su mirada hacia mi cogiéndome las manos.
-Está bien pero la próxima vez avísame al menos.
-Lo hare – se acercó a mi descansando su frente con la mía, dejando un suspiro.
-Te quiero – me dijo de repente, me quede bloqueada no sabía que decirle ¿la quería? claro ¿no? tenía la cabeza hecha un lio y más lo estaban mis sentimientos. Me miraba esperando una respuesta a aquello, me acerque hasta ella y le deje un pequeño beso en los labios, que fue aumentando la intensidad, nuestros labios se movían al compás, tire de su labio inferior mordiéndolo así. Elena coloco su mano tras mi nuca atrayéndome más hacia ella para aumentar más los besos, su lengua me pedía permiso para entrar en mi boca. Un pequeño ruido proveniente de la puerta nos interrumpió separándome así rápidamente de ella, la puerta se abrió dejando ver la cabeza de Alicia.
-¿Interrumpo algo?
-¡Si! – dijo Elena claramente enfadada.
-No – dije a su vez.
-Tu madre quería saber si tu novia se va quedar a comer.
-¿Qué? – había dicho novia, acaso ¿mi madre lo sabía?
-Quise decir Elena.
-No tengo que irme – me cogió la cara con las dos manos y me beso mordiendo mi labio al separarnos – adiós nena – Alicia se hizo a un lado dejándola pasar.
-Vaya estaba molesta.
-Tienes el don de interrumpir en los mejores momentos Alicia.
-Puedo compensarte por eso – su mirada, era la primera vez que no supe cómo interpretar su mirada.