CAPITULO 6
En serio ¿Rubén?, le gusta Rubén. Vale que es un chico guapo, inteligente, atento, amable y físicamente no está mal. Pero no es su tipo, a ver que ella siempre ha estado con otra clase de chicos. Todavía no me lo creo si vale estoy celosa, ¿con quién va estar mejor que conmigo?¿quién la va a tratar mejor que yo?¿quién la va a querer de la forma en que lo hago yo?¿quién la va hacer reír como yo?. O ¿Quién va a estar ahí con ella cuando este mal?. Nadie, absolutamente nadie.
Me quedo mirándola sigue abrazada a mí. Joder Ali ¿por qué no me puedes querer como te quiero yo a ti?. ¿Por qué todo esto tiene que ser tan difícil?.
Un ruido que provenía de la calle me despertó. Al abrir los ojos vi como la luz del sol se iba colando por los pequeños huecos de la persiana. Mire hacia mi lado y Alicia ya estaba despierta. Estaba mirando al techo yo diría que estaba pensando, ¿se acordara de lo que paso anoche?.
-¿Qué hora es? – me atreví a preguntarle sacándola así de sus pensamientos, creo que lo conseguí porque se giró y se quedó mirándome.
-Son las diez – y después de eso se quedó callada pero al instante continuo hablando – Erika ¿te puedo pedir un gran favor?.
-Claro de que se trata.
-Veras…es que…¿puedo quedarme esta noche en tu casa? Ya sabes hasta que se vaya…de la mía.
-Claro que puedes tonta siempre que quieras – se echó encima de mí para abrazarme. De pronto aparece mi hermano sin tocar a la puerta ni nada.
-Erika – se quedó mirando a Alicia con cara de tonto, la misma que la mía cuando la miraba – Hola Ali.
-¿Qué quieres enano?
-Me ha dicho mamá que te diga que no hagas planes para esta tarde y que se ha ido hacer unos recados.
-¿Qué pasa esta tarde?.
-Los vecinos de enfrente nos han invitado a una barbacoa.
-Oye no me habías contado nada de tus nuevos vecinos que calladito te lo tenías tía – interrumpió Alicia.
-Bueno te lo iba a contar hoy – la mire con carita de pena -¿quieres algo más?.
-Ems no me voy – y con las mismas se fue mi hermano de la habitación dejándonos solas.
-Le preguntare a mi madre si puedes venir tranquila.
-Si es que te tengo que querer – me dijo abalanzándose sobre mí.
Nos pasamos toda la mañana hablando de mi tarde de ayer, de lo poco que quedaban para las vacaciones y de las cosas que queríamos hacer juntas. Al llegar mi madre le preguntamos si Alicia se podía quedar en casa esa noche, lo que no sabía es que ya estuviese desde ayer aquí. Después de mucho hablar conseguimos convencerla.
Antes de comer fuimos a su casa para coger un par de cosas, quien dice un par dice media casa ya que Ali se lo quería llevar todo. Luego hablamos con su madre para preguntarle nuestra sorpresa fue que no puso ninguna objeción. De vuelta a mi casa le comente de si se acordaba de algo de lo que paso anoche. Y como imaginaba no se acordaba de lo que ocurrió en mi habitación. Bueno será mejor así. Ya me vale pensar que podría surgir algo más que amistad entre nosotras.
Llegamos a mi casa comimos y empezamos a prepararnos. A Alicia le hacían falta como tres hora para arreglarse y aun así le faltaría tiempo, en cambio yo fui más rápida. Me puse unos vaqueros cualquiera, mis converse y unas de mis sudaderas favoritas. Ya estábamos listos mi pequeño hermano y yo esperando en la entrada de casa.
-¿Qué os queda? – pregunto este.
-Poco – gritaron las dos.
-Ni que fuéramos a una gala para arreglarse tanto – dije yo.
Después de mucho esperar a que terminasen allí estábamos los cuatro esperando a que nos abriesen la puerta. Al poco rato alguien abrió la puerta. Era Elena que nos abrió con una sonrisa radiante.
-Buenas podéis pasar, mi madre, mi padre y mi hermana están en el jardín – dijo señalándonos como llegar – deme eso lo llevare a la cocina – cogió el pastel que había preparado mi madre.
Pasaron todos al jardín a excepción de mí que me quede cual tonta en la puerta como si de una estatua se tratase.
-¿Te encuentras bien? – preguntaron detrás de mí haciéndome pegar un bote del susto.
-Si claro ¿por qué lo preguntas? – me gire para verla mejor reconocía esa voz se veía tan espectacular.
-Bueno no sé porque estás ahí parada sin entrar – dijo riéndose, dios que risa – no muerdo, de momento – me guiño un ojo se dio media vuelta a donde estaban todos.
Espera, ¿me a guiñado un ojo o son imaginaciones mías?. Si Erika te ha guiñado un ojo lo has visto perfectamente. Ahora no es el momento de mis monólogos mentales será mejor que me vaya con ellos. La noche va a estar interesante pensé.