Capítulo 8

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CAPITULO 8

-¿Se han ido ya hija? – pregunto mi madre desde el jardín.

-Si mamá.

-Pues ven a echarme una mano.

-¿No puede ir papá? – pregunte de mala gana lo único que quería es meterme en mi cama y revivir aquellos besos de hace un par de horas.

-Tú padre está acostando a Andrea así que ayúdame anda – no tuve más remedio que ayudar a recoger. Cuando terminamos subí a mi habitación; todavía quedaban algunas cajas por vaciar por medio de la habitación. Mañana me encargare de terminar y colocar lo que falta.

Me puse el pijama y con las mismas me metí en la cama. Estaba tremendamente cansada había sido un día agotador. Pero había merecido la pena. Sonreía como una tonta recordándola lo bonita que se veía.

Cogí el móvil con la esperanza de que tuviese algún whatsapp de ella pero nada ni uno. Seguramente se quedó dormida en cuanto llego o a lo mejor esta entretenida con su amiga Alicia. No me dio buena espina. Me miraba por encima como si ella fuese superior a mí. Si no hubiese venido podría haber aprovechado mejor el momento con Erika. De todas formas no puedo quejarme.

Desde que vi a esa chica entrar por la puerta de la cocina de su casa mi corazón se disparó. Fue un auténtico flechado. Desde ese momento supe que era la chica perfecta para mí, la que yo buscaba. Me gusto desde ese mismo instante.

La quería para mí, quería que estuviese conmigo. Ya sé que apenas nos conocemos de dos días y que somos dos auténticas desconocidas. Pero cuando lo sientes no te hace falta nada más. Esas cosas se saben cuándo llegan. Pienso hacer que se enamore de mí como sea. Sé que lo hará Erika.

No será nada fácil y más teniendo a Alicia al lado. Sé que no le agrado nada pero lo conseguiré. La esperanza es lo último que se pierde o eso es lo que dicen.

No tenía demasiado sueño así que me levante y busque uno de mis preciados libros entre las cajas de mi habitación. Me quede profundamente dormida con el libro encima.

 El sonido del móvil me despertó, alguien me estaba llamando pero que hora era. Alargue la mano hacia la mesita para cogerlo pero no se encontraba allí. Me levante de un brinco y busque por toda la habitación, aún seguía sonando. Lo encontré debajo de la almohada. Por suerte lo cogí antes de que colgase, ni siquiera me di cuenta de quién era.

-¿Si? – dije con voz de dormida todavía.

-Hooo...la siento haberte despertado.

-¿Erika? no tranquila estaba – hice una pausa pensando que decir – leyendo algo.

-Ah bueno aunque no sé yo – escuche su risa de fondo era preciosa como ella – bueno te llamaba porque me preguntaba si…

-¿Si?.

-¿Mañana tienes algo que hacer? quería hablar de lo que paso ya sabes… - a lo del baño se refería.

-No, no tengo nada estoy libre – mentira tenía que terminar de organizarme pero era una oportunidad buenísima para estar con ella no podía desaprovecharla.

-¿Te parece bien que nos veamos?.

-Claro me encantaría volver a verte – dije casi en un susurro - ¿Dónde? Y ¿a qué hora?.

-Ya te digo por whatsapp.

-Me parece perfecto.

-Buenas noches Elena.

-Buenas noches Erika.

Ella nunca sera míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora