TÚ Y YO EN EL FIN DEL MUNDO.

1.5K 123 24
                                    

POV ALE.

Ana estaba preocupada por Mafer, y la entendía pues sabía de primera mano lo peligroso que era el exterior y que ahora ella tenga esa necesidad de salir y ser un soldado nos es algo que se pueda tomar a la ligera, sé que ella quiere honrar la memoria de su tío, pero no es la forma, no poniéndose en ese peligro.

-¿Amor, estás bien?

-Sí, solo estoy pensando, sabes siempre creí que terminaría sola, que no había nadie para mi en este mundo, y después llegaste tú.

-Aún recuerdo cómo nos conocimos, ese día fue un deserte.

-Lo sé, aún no puedo creer que te echaras la culpa conmigo.

-Sabía que se te dejaba sola lo más probable era que te expulsaran, y si dos personas lo hicieron el castigo sería menor.

-En mi defensa yo no sabía que eso se incendiaba fácil.

-Igual a quien se le ocurre jugar con un encendedor cerca del unicel.

-Creo que nunca te lo confesé pero estaba intentando aprender a fumar, quería impresionar a un chico de tercero.

-Tu lado hetero era muy raro mi amor, y yo que pensé que solo estabas aburrida jugando con el encendedor.

-Jajajajaja, ya se soy una tonta, pero era joven y estúpida, recuerdo que después de que nos castigaron me dijiste ahora me debes un favor y me lo cobraste caro.

-Yo solo quería que me llevaras al concierto, no te pedí que le robaras el carro a tu papá, eso ya fue mera iniciativa tuya jajajaja.

-Sí igual el regaño nadie me lo quita, así como ese concierto, fue la primera vez que me sentía conectada con alguien, desde ese momento sabía que ibas a ser alguien muy importante en mi vida.

-Yo también lo sentí, y después me comenzaste a gustar y no sabía que hacer con eso, me daba miedo perder nuestra amistad, pero me moría de celos cada que te veía salir con algún idiota.

Ana se empezó a reír, siempre que le decía lo celosa que yo me ponía al verla salir con cualquier persona, pero ella era igual que yo, si hay algo que siempre nos caracterizó fueron nuestros celos, de amigas éramos así y de novias igual, no se como aguante verla con Ale tanto tiempo, supongo que mis ganas de estar con ella eran más grades que mis celos, y es que pensándolo en retrospectiva nunca hice nada parecido a lo que hice por Ana, esperarla tanto tiempo, aguantar que estuviera con alguien mas, y todo eso al final valió la pena.

- Sabes no hay nadie mas con quien quisiera estar en el fin del mundo, creo que si no hubiera ido ese día a hacer la tarea en casa de Mafer en este momento ya no estaría en este plano terrenal.

-No digas eso Ale, tú hubieras sobrevivido, eres una persona imparable, y bueno yo solo estaría viva porque son inmune, pero no habría sobrevivido sin ti a mi lado, eres lo que me mueve lo que hace que cada día me levante y quiera seguir.

-Lo sé, es lo mismos que me haces sentir tú, nunca me imaginé que terminaría casándome a los 18 años, y que sería contigo, y ahora sé que es contigo con quien quiero pasar el resto de mis días.
En ese momento interrumpieron nuestra platica profunda, era la doctora de Ale, venía a darla de alta, nos recordó que no podíamos tener relaciones sexuales por lo menos en otros quince días, aunque para ser honesta yo esperaría mucho tiempo más.

-Bueno vamos a casa, tus papás te quieren ver.

-Tranquila, no les voy a decir por que estuve en el hospital, les dire un me caí en el baño.

-Sabes de cierta forma es un logro para mi haberte dejado sin caminar amor,

-Jajajajaja que chistosa amor, me provocaste un desgarre, evidentemente no voy a poder caminar.

-Perdón, la buena noticia es que soy tan fuerte que te puedo llevar cargando.

Ale y yo llegamos a nuestro departamento y sus padres ya nos estaban esperando, se veían preocupados pues Ale venía en silla de ruedas, la cara de mis suegros era un poema, y están muy incomoda.

-Mijita, ¿Qué te pasó?, mira nada más como vienes.- mi suegra corrió a abrazar a Ale.

-Me caí en el baño ma, me lastime la espalda y la cadera, nada de importancia solo necesito descansar unos días y estaré bien.

-Espero que haya sido eso es Alejandra y no otra cosa.- el papá de Ale me veía muy serio daba miedo.

-Ana no me hizo nada papá, fue un accidente.

Todos pasamos a la sala, mientras mi suegro ayudaba a Ale a sentarse en el sillón yo fui a la cocina a preparar algo de comida para todos, después de que nos casamos nos dieron una pequeña estufa y derecho a comprar víveres en el comedor, para tener un poco de privacidad, eso no lo hacían Con familias que estaban formadas, solo con parejas recién casadas. Estaba concentrada preparando una crema de elote que no note cuando el hermano de Ale entró.

-Dejaste a mi hermana sin caminar he.- me dijo con una cara de pervertido.

-No sé de que me hablas.- le respondí con un poco de nervios.

-Vamos Ana, si Ale se hubiera caído le dolería todo, y no estaría tan cómoda en la sala, ademas se ve que no está molesta, parece que acepta lo que le pasó.

-¿Eso que tiene que ver?

-Mi hermana es muy renegona, siempre que se lastima se la pasa quejándose de lo que le pasó, y en todo el tiempo que llevamos aquí no lo a vuelto a mencionar, así que intuyo que fue en el acto qué pasó lo qué pasó.

-Vaya que mala intuición tienes, eso no pasó.- trataba de convencerme más a mí que a él.

-Te lo creería si no tuvieras una fuerza descomunal, Ana,  no las juzgo, solo cuida a mi hermana por favor.

Néstor y yo salimos de la cocina y llegamos a la sala con la comida, mis suegros se quedaron toda esa tarde a cuidar a Ale.

Aquí está otro capítulo disculpen que no esté actualizado tan seguido, entre a mi servicio social y me ocupa las mañanas pero trataré de actualizar más seguido. Gracias por leerme.

CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora