Cuarentena

Como te odio

Pov Ale
¿Cómo es qué un trabajo en equipo terminó en una situación tan bizarra? Quien se podía imaginar que todo pasaría de la tranquilidad al caos en cuestión de horas, llevamos meses expectantes por una pandemia que estaba acabado con la población del otro lado del mundo, que como todo en la vida llegó tarde a Latinoamérica, y bueno ni que decir de Culiacán, nadie se lo esperaba, mi historia comienza el día que declararon cuarentena obligatorio. Ese día tenía que ir a la casa de una compañera bastante rara, ella vivía a las afueras de Culiacán, todos decían que su tío era narco y que por eso tenía tanto dinero. Lo peor es que el ir a su casa no era lo que me molestaba, lo que en verdad me tenía molesta es que tendría que hacer equipo también con Ana, era la morra más castrosa que te puedas imaginar siempre haciendo bromas tontas o bueno mejor dicho haciéndomelas a mi, yo era su víctima predilecta, estaba harta de ella, pero no podía hacer nada al final de cuentas era hija de la directora, y para mi mala suerte la directora me odiaba, así que aun viendo que su querida hija me hacía sufrir por sus bromas no tenía a nadie que me defendiera.

Llegue a la casa de Mafer,toqué el timbre y desde el  intercomunicador escuché como me hablaba.
-Hola Ale, pasa la puerta ya está abierta.

Entré y la casa tenía un patio enorme, además de que la casa en si ya era enorme y muy bonita, pero si me daba desconfianza estar en ese lugar, sobre todo por lo que se decía de su tío, a pesar de eso Mafer era una morra muy buen pedo y bastante tranquila.

-Hola, ¿Soy la primera en llegar?

-Hola de nuevo Ale, no, Tamara ya está aquí, solo falta que llegue la Ana para empezar el trabajo.

-No se porque el profe Ocampo me puso con ella, él sabe como me trata.

-Hey no te preocupes, Ana no te va a molestar en mi casa, ok no lo voy a permitir.

-Gracias de verdad ya estoy harta de ella, no sabes como cuento los días para salir de la prepa y dejar de verla.

-Lo se, y de verdad me gustaría defenderte en la escuela.

-Pero le tienes miedo a la directa, no te preocupes, ya estoy acostada.

-No deberías dejarte, deberías defenderte.

-No, ya tengo suficientes problemas con mis papás por su culpa.

-Mafer ya llegó Ana, está esperando a que le abras.

-Gracias Tamara  ya voy, pónganse cómodas.

Mafer regresó con Ana, Tamara  y yo estábamos en la sala acomodando las cosas para el trabajo que teníamos que hacer.

-Hola, hola, Alejandrita, qué bueno que estás aquí, así no me voy a aburrí.

-Hey déjala en paz Ana.

-¿Eres su abogada ahora?

-Si, y mejor apurémonos con el trabajo.

-Ahh que aburrida eres, pero está bien, necesito irme temprano, voy a salir con mi novio.

Yo solo redé los ojos, ¿A quien le importaba lo que ella tuviera que hacer?

-¿Y eso a quien le importa?

-Qué grosera eres Tamara , yo solo estaba diciendo que no voy a poder quedarme muy tarde.

-Bueno, Bueno, apurémonos, así se va luego Ana.

-¿Tan apurada estás por qué me vaya Ale? Creí que te gustaba verme.

-Pues no, ya sabes que no te soporto.

Estábamos a mitad del trabajo cuando me empezó a dar sed y un poco de hambre  tal vez debía haberme comido todo el desayuno en la mañana porque apenas eran la una de la tarde y mi estómago estaba gruñendo del hambre que tenia.

-Oye Mafer, ¿Será qué me puedas regalar un poco de agua?

-Si claro pasa a la cocina  y si quieres, también te puedes preparar algo de comer.

Me levanté y fui a la cocina, la verdad me daba pena tomar la comida así nada más, pero ya me habían dado permiso y mi hambre era más fuerte que mi timidez. Estaba sirviéndome un poco de agua cuando sentí que unos brazos me rodeaban por la cintura, volteé y ahí estaba ella.

-¿Se puede saber qué haces?

-Nada que tú no quieras.

Me dijo Ana, robándome un beso, inmediatamente volteé la cabeza para que no pudiera seguir besándome.

-Hey para loca, alguien nos puede ver, además ya te dije que no quiero seguir haciendo esto.

-Por favor Ale, ni quien te crea, porque tú me puedes decir que no pero tus labios me dicen que si.

-Pues ya no, estoy harta de todas tus  humillaciones, de todos tus insultos y ser tu amante.

-Así que me quieres dejar, pues adivina qué, no te lo voy a permitir.

Dijo para tomarme más fuerte de la cintura y esta vez para besarme a la fuerza, yo trataba de zafarme de su agarre pero era más fuerte que yo, estaba a punto de patearla cuando el sonido de unos helicópteros nos sacaron de nuestra pelea.

-¿Pero que rayos pasa?

-No se, mejor volvamos a la sala.

Regresamos a la sala y ahí estaban Mafer y Tamara, parecía que ninguna se había dado cuenta de que Ana y yo regresamos juntas. Pero sus caras eran de terror, las dos veían la televisión con horror.

-¿Qué pasó?

-Estamos en cuarentena, el virus llegó aquí, no nos van a dejar salir de nuestras casa por lo menos en un mes.

-Pues entonces dejemos esto para luego y cada una que se vaya a su casa.

-NO!!, tú no entiendes Ale no te van a dejar salir de mi casa.

-¿Por que no? Pinche loca.

-Porque los militares ya están en las calles.

-¿Los militares?, no te entiendo sé clara.

-Este virus vuelve letales a las personas que lo tienen, las vuelve locas y las hace querer matar a los demás.

-¿Cómo un virus zombi?, jajaja por favor ves muchas películas morra.

-No, Ana te estoy diciendo la verdad, lo peor de todo es que lo hacen conscientes de que están matando, ni siquiera sé los comen.

-Y ¿Cómo te contagian?

- A través de las mordidas o de fluidos corporales, por eso los militares están aquí porque la indicación es matar a los infectados.

-¿Qué vamos a hacer entonces?

-Por ahora hablarle a sus mamás y decirles que están en un lugar seguro.

No podía creer que esto estuviera pasando, yo solo venía por un trabajo escolar y ahora tendría que pasar un mes encerrada con Ana, tenía que buscar la manera de salir y tenía que hacerlo rápido.

Bueno, como se podrán dar cuenta no es la primera historia que subo pero si es la primera vez que le hago a alguien de YouTube, si esta historia está publicada es porque las chicas protagonistas me dieron permiso de publicarla, si no se quedara en mi papelera.

Espero poder actualizar una vez a la semana.