No puedo hacerle eso. Ya es bastante que tengamos que mentir de esta manera tan patética como para encima obligarle a… no. Detengo ese pensamiento, la imagen de sus enormes brazos rodeándome mientras me come la boca delante de todo el mundo. No puedo obligarle a hacerme eso.
-Solo estamos liados, tampoco es que vayamos a estar pegados cada por tres. – Digo, quitándole importancia. – Y tú mismo has dicho que no te van las fiestas así que ahí no tendrás que preocuparte.
-Espera. – Me interrumpe. - ¿A ti te gusta ir de fiesta?
Le miro extrañada. Quizás no doy la imagen de chica fiestera tanto como otras de mis amigas pero sí que me gusta ir de vez en cuando y bailar y beber unos cuantos chupitos hasta las 4 de la mañana, ¿por qué no?
-Sí. Me lo paso bien. No voy cada dos por tres pero… me gusta.
Caleb me mira como si fuera un alien. Él acaba de decir que sus amigos le tienen que arrastrar a las fiestas porque las detesta. Genial.
-Bueno… haz lo que quieras. Pero si hay alguna a la que no quiera ir y tú estás libre… - Pienso que va a decirme de pasar la noche juntos hasta que termina la frase y me recuerda lo que estamos haciendo. – Te usaré como excusa, aunque no te preocupes, te avisaré por si preguntan.
-¿Y si pasan por tu piso?
-Diré que ya te has ido. – Responde casi de inmediato. Joder, lo tiene todo pensado.
-¿Y la fiesta de anoche? Fue aquí.
-Ya, bueno… no siempre quieren ir a una fraternidad porque soy de los pocos que tiene casa propia. Aunque me gusta tenerlo todo ordenado.
Y es cierto. Miro a mi alrededor y todo está impoluto, perfectamente fregado y despejado. Con la luz que entra por las ventanas iluminando el salón, cualquiera diría que es la misma casa en la que hubo una fiesta llena de gente tan solo hace unas horas. Me pregunto cómo será su habitación, aunque con lo que acaba de decirme, dudo que eso vaya a pasar en un futuro cercano.
-¿Entonces… está todo aclarado?
Levanto la mirada para mirarlo a los ojos. Me he puesto unas zapatillas bajas que me han devuelto a mi metro setenta habitual haciéndome más chiquitita a su lado y tengo que levantar un poco más el cuello para verle bien. Sus ojos de color miel me miran con expectación, como si pensara que voy a echarme para atrás en el último momento, que todo esto es una locura.
Pero no lo hago.
-Sí. – Digo finalmente. – Todo aclarado.
-Guay. – Responde sin mucho entusiasmo. – Pues… cualquier cosa me escribes.
No menciona ningún número de teléfono pero luego recuerdo que puede hablarme por Instagram, que no tiene ningún motivo para pedirme también el móvil. Se despide de mí con un movimiento de cabeza y cierra la puerta en cuestión de segundos. No es como habría imaginado que terminaría nuestra conversación, pero todo lo que ha pasado desde anoche era imposible de adivinar.
Cuando me dirijo de nuevo hacia mi apartamento, me vibra el móvil y por un segundo dudo y me pregunto si será Caleb. Pero no lo es.
Alice: tía donde estás??
Miro la hora. Las 11.05. Apenas he estado en su casa y mi excusa de “salir a por una cosa” me ha salido mejor de lo que creía.
Mia: Estoy de camino a casa, tú?
Alice: estoy aquí con las chicas y Beck
En ese momento al leer el nombre de Beck se me dispara la alarma. ¿Se lo habrá contado ya? Menos mal que ya he hablado con Caleb del tema y hemos llegado a un acuerdo porque de no ser así no se que habría hecho llegando a casa y teniendo que dar explicaciones. Y ahora que lo pienso, creo que el motivo por el que no me he cabreado tanto con Caleb es porque seguramente yo habría hecho lo mismo.
ESTÁS LEYENDO
Miénteme Hoy (Golden Oaks #1) [+18] [BORRADOR] ✔️
RomanceUn jugador de baloncesto y una escritora tendrán que fingir estar liados después de un encontronazo en una fiesta. Solo hay una norma: no van a besarse. ~~~ A Mia le encanta salir de fiesta por el campus con sus amigas, aunque no termina de desmel...