Miénteme Hoy (Golden Oaks #1) [+18] [BORRADOR] ✔️

CAPÍTULO 27 - CALEB

Todavía queda algo de tiempo para el entrenamiento que tengo los chicos, así que voy al gimnasio del campus para hacer algo de ejercicio. Reviso la tabla de ejercicios que tengo para hoy: tren superior, aunque siempre añado algo de cardio. Me dirijo hacia la cinta para correr con mi bebida isotónica y mi toalla y cuando estoy colocando mis cosas me doy cuenta de quién está en la cinta de al lado.

—¿Christine?

Se da la vuelta, sorprendida y me sonríe antes de darle un trago a su termo.

—Hola. Qué raro que no te haya visto antes en el gimnasio.

—¿Sueles venir aquí? —Pregunto con el ceño fruncido.

—¿Te sorprende? —Levanta una ceja, pero antes de que pueda disculparme empieza a reírse. —Vengo para despejarme y mantenerme en forma, todo lo que me deja la carrera, claro.

— Suspira. —No puedo concentrarme más delante de mis apuntes y… —
En ese momento aparece Alice, buscando a alguien con la mirada y retocándose la coleta alta cada dos por tres.

Christine suspira nuevamente, esta vez poniendo los ojos en blanco.

—…y Alice quería acompañarme a ver si veía a su… novio o lo que sea. —Añade, pronunciando la palabra “novio” con algo de asco.

—Parker, sí. Le conozco.

Christine abre los ojos y se acerca a mí llena de curiosidad.

—¿Es verdad que le partió la cara a Beck? —Susurra de repente.

—Más bien le tiró al suelo de un codazo y casi le rompe la nariz. Pero sí. Es un bestia. No es el único del equipo así.

—Bueno, yo te he visto jugar y no vas matando a la gente.

—Trato de contenerme. —Respondo, y Christine vuelve a soltar una risita. —Tú no juegas mal tampoco. —Añado, y de pronto su expresión se vuelve seria.

—Jugaba en el instituto. Pero con la carrera no tengo mucho tiempo para eso, así que aprovecho cualquier rato milagroso que pueda para jugar con las chicas en las pistas del campus.

—¿Caleb, has visto a James? —Pregunta Alice, asomándose por las cintas de correr.

—No. —Y me pienso varias veces mis siguientes palabras. —No se cuándo se va al gimnasio cada uno, la verdad. —Digo finalmente, intentando no sonar borde ni que se me note que he querido darle un puñetazo a su novio.

Aunque en mi defensa diré que no he sido el único.

—Vaya. —Responde haciendo un mohín. —Bueno, supongo que le veré en la próxima fiesta. Hasta luego, chicos. —Añade despidiéndose de Christine y de mí, saliendo por la puerta con una mochila de gimnasio del brazo.

¿De verdad se ha tomado tantas molestias por ese chaval?

Christine y yo calentamos un poco en la cinta para correr, aunque ella enseguida se va hacia las pesas. Se coloca en una esquina más o menos apartada de los demás tíos que están en el gimnasio. Aunque no está muy lleno esta tarde, por desgracia, no es la única chica que he visto en un gimnasio queriendo estar lo más alejada posible de la mirada de babosos mientras hace sentadillas. 

Cuando termino con mi media hora en la cinta, voy hacia otra máquina para ejercitar los bíceps. Christine se seca un poco con la toalla y mira a su alrededor buscando un sitio despejado y acaba en una máquina para los tríceps que está cerca de mí.

Al acercarse me doy cuenta de que tiene los brazos tonificados y que los músculos se le marcan aún más cuando empieza la primera serie en la máquina.