CAPÍTULO 39 - CALEB

2.3K 110 4
                                    

En el vuelo a Seattle no coincidimos con las chicas. A finales de año los aviones empiezan a llenarse y no ha habido forma de coincidir. Por suerte han conseguido que salía una hora después del nuestro y hemos quedado en encontrarnos después del partido, aunque me hubiese gustado tener a Mia al lado en el avión. En su lugar tengo a un Duke que no deja de roncar con un antifaz para dormir.

—Bella durmiente. —Le llamo, sobresaltándole cuando toco su hombro para que se espabile. —Estamos aterrizando.

Duke se estira y tengo que apartarle la mano para que no la meta en el ojo.

—¿Ya? —Bosteza.

—¿Sabes que Seattle no está tan lejos, verdad?

Kyle está en su asiento mirando distraído por la ventana con los cascos puestos a nuestra izquierda y Beck está dibujando en su libreta, supongo que para relajarse. Cada uno tiene su propia estrategia. ¿La mía? No dejar de pensar en las palabras del entrenador. Vendrán unos cuantos peces gordos que se encargan de los fichajes de los equipos de la NBA de la costa oeste. Se que no debería dejar que eso me agobie, pero me conozco y se que no voy a dejar de sentir la presión de que me están analizando detenidamente, preguntándose si seré lo bastante bueno para ellos.

La sacudida del aterrizaje me saca de mi cabeza recordándome dónde estoy y que esto está pasando de verdad. Me paso las manos por el pelo mientras espero a que los pasajeros que tenemos delante salgan del avión y cuando el pasillo está más despejado agarro mi equipaje y salgo disparado. Cuando vuelvo a quitar el modo avión del móvil me entra un mensaje de Mia y no puedo evitar sonreír.

Mia: bueno, ya está, ya he terminado el relato para el concurso. en cuanto lleguemos al hotel lo envío.

La respondo con emojis de aplausos y corazones y le doy a enviar antes de que me vean los chicos.

—Venga, Romeo, tenemos un partido que ganar.

***

El partido se me pasa volando, tanto que cuando se acaba es como salir de un trance, como si no lo hubiese vivido realmente. Miro a las gradas y después al marcador sin dejar de jadear. Hemos ganado por una diferencia de tres puntos. Nos agolpamos sin dejar de gritar y todo se convierte en un eco que continúa hasta que llegamos a los vestuarios. Me mojo la cara con agua helada y suspiro. Se ha acabado. Al menos hasta la próxima vez.

—Caleb. —Oigo que me llama Kyle. —¿Tío, estás bien?

Me vuelvo, aún jadeando y sin haber vuelto por completo a la realidad.

—Sí. —Miento.

Siento pinchazos por todo el cuerpo cuando trato de relajar los músculos y sé que seguramente tenga que recurrir al baño de hielo, aunque en esta época del año no sea demasiado recomendable. Kyle me mira sin terminar de creerme, pero antes de que pueda replicar, varias palmas golpean mi espalda a modo de felicitación y mis compañeros van entrando en las duchas.

—Luego podemos salir a tomar algo. Vamos a pasar dos noches aquí, habrá que aprovecharlas.

Asiento con la cabeza y me dirijo a las duchas cuando veo que al menos la mitad del equipo ha salido, dejando que el chorro de agua helada caiga sobre mí y frotando el jabón con fuerza. Me seco con rapidez y me visto con un chándal de invierno de color azul. Cuando estuve haciendo la maleta Mia me convenció para coger algo más abrigado y esto me recordó a la portada de El Gran Gatsby. Reviso el móvil y veo que tengo varias notificaciones de mensajes, de Instagram y Facebook. Durante el partido uno de los fotógrafos oficiales ha captado uno de mis mates en la que mi cara está en completa tensión mientras encesto. Veo un mensaje de mi padre felicitándome y una llamada perdida de mi madre.

Miénteme Hoy (Golden Oaks #1) [+18] [BORRADOR] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora