Min Yoongi

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Min Yoongi, 5 años.









──Feliz navidad, hijo mío.

Con sus pequeñas manos, el más joven de los Min recibió la pequeña caja de color azul. Retiró el listón y rompió el papel que lo envolvía para quitar la tapa, encontrando dentro de éste, un regalo un tanto peculiar...

──Esto es...

──Una pistola ──completó Yeong, con una sonrisa de lado── Quería ser yo quien te diera tu primer arma.

Min no comprendía del todo el por qué su padre estaba dándole los juguetes que él utilizaba para ir a trabajar.

Porque eso eran para Yoongi, un simple juguete.

Y ojalá lo fuera, pero, era completamente real, igual a la que tenía su padre atada en la cintura en ese momento.

El pequeño nunca se imaginó el instante en el que tendría que usarla. Hasta que meses después, Min Yeong lo llevó a una de sus tantas misiones en el cártel. Engañándolo, diciéndole que pasarían un tiempo de convivencia de padre-hijo, aunque la realidad era muy distinta.

Ciertamente, el Min mayor lo estaba llevando a un lugar abandonado a las afueras de la ciudad. Un lugar en donde tenía resguardados a tres hombres de los cuales nunca supo sus nombres.

Desnudos y completamente magullados en golpes para darles la mejor de las muertes.

Ya que, ellos habían traicionado a Yeong dándoles información a otro cártel para que pudieran cazarlo en el último viaje que tuvo a Japón.

Afortunadamente o para mala suerte de algunos, el personal de Medianoche se dio cuenta de que todo era una trampa minutos antes de que pudieran sorprenderlo.

Por eso, ahora estos hombres estaban sufriendo las consecuencias de sus actos.

"Porque quién tuviera la osadía de traicionar a un Min, pagaría con sangre"

Ese era el lema que su padre se empeñó en enseñarle y que estuvo muy grabado en su mente desde que tenía memoria.

Y aquellas palabras tuvieron sentido en cuanto observó como su progenitor, con sus propias manos, arrancaba la piel de uno de ellos con ayuda de un cuchillo enorme. Mientras los gritos desesperados y pidiendo clemencia inundaban sus oídos como un eco alejado.

Juraría que le dolieron los tímpanos y sintió un poco de pena al presenciar el dolor del contrario. Porque no sabía el motivo por el cual su padre estaba infringiendo aflicción.

Sin embargo, a pesar de todo eso, tal brutalidad no era nueva para los ojos del pequeño Yoongi. Ya que, esa no era la primera vez que veía a su padre jugar.

Sí, jugar.

Porque a su edad, todo lo veía como un juego, y vaya que su padre se divertía muchísimo haciendo eso.

La primera vez que presenció la muerte, fue a sus cuatro años. En su cumpleaños.

La sangre en sus manos había sido su tan esperado regalo, según su mayor. Pues, no había mejor obsequio que ver cómo violaban a un hombre entre cinco personas y dejaban que unos perros hambrientos despedazaran cada parte de su anatomía.

No se preguntó el porqué, puesto que en realidad no le importaba.

Ya que, nuevamente, su padre solo estaba jugando.

En cuanto volvió en sí y dejó de escuchar los alaridos, confirmó que el varón había perdido la vida debido a la adrenalina y el suplicio.

Observó a Yeong alejarse del cuerpo inerte y acercarse a una mesa para tomar una cadena gruesa y colocarla alrededor del cuello del siguiente hombre para hacer un nudo estrecho.

Sangre Fría [+18] | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora