Kim Taehyung

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Kim Taehyung, 19 años.






-Taehyung, es hora de que despiertes.- ordenó sin tacto.

El castaño dio un leve suspiro en cuanto escuchó a su madre cerrar la puerta de su habitación.

Abrió los ojos con pesar, percatándose de que ya había amanecido, aunque sus cortinas azules dejaban entrar un mínimo de luz.

Con ayuda de sus manos, apoyó las mismas sobre la cama para girar su cuerpo y darse impulso en voltearse por completo para ver el techo blanquecino arriba de él.

Gracias a la oscuridad, pudo observar detenidamente aquellas nubes que pintó cuando aún era muy joven y que por flojera nunca quitó.

Aunque a decir verdad, tampoco le angustiaba tenerlas. Más bien, era una forma de escape imaginario ante su realidad.

Una dura y cruel realidad.

Era un día nublado, el cielo gris anunciaba lluvia en las próximas horas. Por eso, el castaño tomó una sudadera gruesa de color café para acompañarlo con su uniforme escolar, lavó sus dientes, se peinó levemente con los dedos y salió de su fría habitación.

Taehyung nunca acostumbró desayunar por las mañanas, porque se sentía sofocado al estar mucho tiempo en el mismo espacio que sus padres.

Si tenía que brindarles tiempo, la cena era el único momento.

Por tal, salió de su casa -un lugar que jamás podría llegar a llamar hogar- y llevó ambas manos a sus bolsillos para comenzar a caminar directo a la escuela.

Los días así se habían vuelto de sus favoritos desde que tiene memoria. Jamás fue amante de los ambientes soleados.

Quién sabe, quizá el clima era igual de triste que su corazón, por eso le gustaba tanto.

A lo lejos, a unas cuantas casas de las suya, un pelinegro salió de su vivienda de igual manera, pero a diferencia de él mismo, su madre lo acompañó hasta la puerta para darle su almuerzo con una sonrisa.

Aquel pelinegro siempre se sintió avergonzado ante tales acciones de su progenitora, por eso salía con las mejillas calientes. En cuanto llegó a la acera, miró a su alrededor hasta que se percató de la presencia del castaño.

Sonrió en su dirección y alzó la mano en el aire.

-¡Taehyung!

Jeon Jungkook, su amigo y más fiel compañero. Era algo lógico ya que ambos portaban la misma edad y sus gustos e intereses eran muy similares.

Tal joven se mudó al vecindario cuando ambos aún eran muy pequeños, por eso formaron una alianza muy amena.

El trayecto hacia la escuela no era muy largo, por lo que constantemente se iban caminando juntos para después tomar el autobús.

Subieron al primero que encontraron y se sentaron en los asientos de hasta el fondo.

Jeon guardó en su mochila el almuerzo que le había dado su madre minutos antes de encontrarse con Taehyung, y el castaño no pudo evitar pensar en como se sentía Jungkook al tener tal atención de su progenitora.

Y por un segundo, lo envidió.

Cuánto habría deseado que su propia madre, la señora Kim, fuera igual de cariñosa con él.

-¿Como sigue tu madre?.- preguntó finalmente, desviando sus pensamientos.

Jungkook sonrió falsamente para sus adentros e instintivamente comenzó a sentir un apretón en el pecho.

Sangre Fría [+18] | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora