Sangre Fría [+18] | KTH

016 ─ Las razones

9 años antes...

TAEHYUNG

──Ah... lo haces tan bien, Taehyung...

Unas cuantas embestidas más y nos vinimos juntos sin problema. Salí de ella y no tardé en quitarme el condón, tirarlo al cesto de basura y ponerme mi bóxer.

El uniforme de la escuela que traía puesto horas antes, ahora estaba regado en el piso de la habitación junto con algunas de las prendas de mi amante.

La mujer con un suspiro, se puso una bata blanca que venía en la habitación del hotel y colocó un cigarrillo sobre sus labios para prenderlo al instante.

Caminó hasta el gran ventanal entre la sombra oscura y observó los grandes edificios que rodeaban el nuestro.

Ella siempre miraba la gran ciudad de madrugada después de tener intimidad. De cierta manera le gustaba bastante y me causaba curiosidad ese hecho.

Recargué ambas manos sobre el colchón y la observé por un instante, perdiéndome en su figura bastante conservada a pesar de su edad.

──¿Cuando me enseñarás el negocio, Verónica? ──pregunté.

Verónica volteó a verme sin ninguna expresión, parpadeando lentamente mientras aspiraba el humo de su cigarrillo.

──Aún eres un niño que no sabe nada de la vida ──contestó.

No respondí, a decir verdad Verónica me lo ha repetido tantas veces que ya me acostumbré a escucharlo.

──El hecho de que estés aquí conmigo, te pone en gran peligro ──siguió hablando, apartando su vista de mi persona para volver a lo que hacía.

──Dices que soy un niño y aún así me buscas para darte placer... ──susurré, bajando la mirada a las sábanas── Dices que estoy en peligro y aún así no me alejas...  ──volví a mirarla── Estoy seguro de que ni tú misma te entiendes.

Ella volteó de nuevo y me sonrió levemente sin apartar los labios.

──Supongo que tienes razón ──murmuró con calma.

Ambos compartimos contacto visual durante un buen periodo de tiempo. Sus ojos oscuros eran tan capaces de perforar cada parte de mi alma que me daba miedo de tan solo seguir ese juego.

Pero oh, cómo me gustaba jugar.

El sonido de su teléfono sonó al instante, interrumpiendo nuestra interesante batalla de miradas. Ella lo sacó de su bolso, el cual estaba sobre un sillón y atendió:

──¿Qué sucede?

Yo no podía escuchar lo que la otra persona decía. Pero por su semblante, supuse que era otro asunto de su cártel.

──Entiendo. Voy enseguida ──colgó la llamada y apagó el cigarrillo en un cenicero.

Entró en el baño unos cuantos minutos y al salir comenzó a cambiarse de inmediato, poniéndose su lencería negra y su vestido midi de satén color uva.

Aquel que había usado momentos antes de que nos encontráramos en el bar.

──¿Pasó algo malo? ──pregunté, casi en un susurro.

Ella no me contestó y siguió cambiándose hasta que terminó de ponerse sus tacones altos. Peinó levemente su cabello suelto llevándolo hacia atrás y tomó su bolso.

Verónica se acercó lentamente hacia mí y me besó en los labios. Acercamiento que fue sumamente correspondido por mi parte.

──Tengo que irme ──me susurró mirándome a los ojos, para alejarse de mi lado y salir de la habitación.