Esa mañana parecía que sería tranquila y en el rancho hasta que Carlos me invitó a la destilería ya que debía ir a supervisar algunas cosas y aprovechaba el día para que yo la conociera, el lugar estaba al otro lado del pueblo así que nos hicimos al menos veinte minutos para llegar, me ayudó a bajar de la camioneta y de nuevo pasó mi brazo por debajo del suyo, recorrimos las instalaciones y desde una ventana en lo alto de la planta vimos el proceso de elaboración del tequila el cual me explicó a grandes rasgos, ya sabía lo básico pero verlo era otra cosa, me tendió un caballito de tequila junto con medio limón con sal y lo bebimos de un solo trago antes de continuar nuestro recorrido, íbamos hacia las oficinas.
—Bueno linda, debo revisar algunos documentos que mi padre me pidió, no tardaremos mucho.
—Ok—asentí mientras entrábamos a la oficina de su padre.
Realmente no se tardó casi nada, sólo revisó unos papeles y envió algunos emails mientras yo revisaba mis redes sociales esperando al hombre.
—Oye—me dijo mientras escribía algo en el teclado.
—Dime—respondí volteando a verlo.
— ¿Crees que tu amigo quiera y pueda venir el sábado?
—Es probable—arqueé una ceja—, ¿Por qué?
—Para presentarle a mi amigo—volteó a verme con una sonrisa—, podemos cenar los cuatro y hacer algo tranquilo.
— ¿Tranquilo? ¿Seguro?—solté una pequeña risa la cual secundó.
—Lo prometo—asintió.
—Le voy a preguntar.
—Vale—sonrió para volver a concentrarse en su trabajo.
Me sumí tanto en mi plática por mensajes con Sergio que no noté cuando Carlos llegó junto a mí hasta que me jaló hacia él y atrapó mis labios en un beso, cada vez me gustaban más y no estaba segura de si podría seguir resistiéndome a él por mucho tiempo más.
—Carlos—musité entre besos.
—Dime—respondió atrayéndome más hacia él pudiendo sentir el bulto en su entrepierna haciéndome jadear.
No lo pude evitar y fui yo quien reanudó el beso colgándome a su cuello cosa que por lo visto a él encantó, pensé en sus palabras del día que me llevó a los cultivos de agave, que me dejara llevar por lo que realmente deseaba, eso era él, lo deseaba con locura aunque aún no terminaba de convencerme en hacerlo, al menos el hombre no me presionaba y un par de noches antes había demostrado ser un caballero, aun así no estaba segura de dar ese paso.
El sábado llegó y yo estaba sumamente emocionada por la llegada de Sergio, Carlos me había dicho que su amigo llegaba a eso de las siete de la noche así que podría aprovechar un tiempo a solas con Serge, desayunamos con David y después se fue al ruedo ahora que le había dicho que ya podía practicar, estaba muy emocionado que hasta parecía niño chiquito cuando salió hacia allá, no pude evitar reír ante eso, salí al área de la piscina con mi computadora y me puse a revisar algunas cosas mientras Sergio llegaba o Carlos terminaba su práctica, me perdí por un rato viendo una película por streaming que me sobresaltaron las manos que taparon mis ojos.
—Hola doctorcita—escuché la voz reconociéndola de inmediato.
— ¡Serge!—exclamé emocionada poniéndome de pie para abrazarlo.
—Con razón estás trabajando bien feliz maldita—sonrió contemplando todo a su alrededor.
—Pues la verdad sí—asentí con una sonrisa satisfecha.
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A Rienda Suelta ©
RomanceUna vida libre y sin compromisos, sin deseo o intención de cambiarlo, una familia unida y una carrera en la charrería consolidada, dinero, mujeres y fiestas ¿Qué más podría querer? Nada, o eso pensaba Carlos hasta que la llegada de una hermosa mujer...