Capítulo 31 "Algo diferente en ella"

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Faltaban apenas un poco menos de dos semanas para la nacional y a pesar de que tanto Adri como Clau me habían insistido en ir la verdad es que yo no quería, y es que además, mi vientre ya comenzaba a verse un poco abultado.

Ese día había recibido la llamada de Clau dándome las noticias del día sobre Daniel, desde que me había contado sobre él, cómo se fueron encariñando y la triste situación en la estaba no dejaba de pensar en ese niño, solo esperaba que mejorara pronto y atraparan a su tía.

Por supuesto también trató de convencerme, de nuevo, de asistir a la charreada, así que de nuevo mi respuesta fue no.

Regresé a casa cansada pues había sido un día con muchas citas, ya había anochecido y mi cuerpo solo me pedía una ducha, una rica cena y descansar, entré viendo todo a oscuras, al parecer no había nadie, subí a mi habitación para ducharme viendo entonces dos mensajes en mi celular, el primero era de mi papá.

"Hija, tengo que hacer guardia en el hospital, cualquier cosa, tu hermano estará al pendiente, te amo."

Abrí el segundo, era de mi mamá.

"Hija, vine a casa de tu tía, se sintió un poco mal así que me quedaré con ella, cualquier cosa me llamas o a tu hermano, tu papá se quedará en el hospital, te amo."

Bien, la casa para mí sola, entré a la ducha, una pijama cómoda y bajé a la cocina a preparar mi cena y subí de vuelta para ver una película, opté por una comedia dramática, tomé mi taza de té, mi sándwich y le di una mordida mientras en la pantalla aparecía Anne Hathaway caminando por las calles de Nueva York antes de entrar a un edificio, me perdí un momento en lo que pasaba en la trama viendo a todos correr cuando su jefa llegaba, no sabía cuántas veces había visto esa película, pero me encantaba, casi iba a la mitad cuando la música de mariachi proveniente del exterior de la casa me sobresaltó, pausé la película y me asomé apenas un poco por la ventana, no lo podía creer, ahí, de pie frente a la casa estaba Carlos, con un ramo al parecer de peonias y detrás de él un grupo de mariachis cantando "Hasta mis huesos" , no estaba completamente segura, pero al parecer iba un tanto pasado de copas, no sabía si salir o no, decidí hacerlo cuando la canción ya llegaba a su fin, se acercó a mí, como pudo, definitivamente estaba tomado.

—Carlos, ¿Qué haces aquí? —pregunté una vez que estuvo frente a mí.

—Quería verte—el olor a tequila me invadió.

—Pero, ¿Y esto? —señalé con la mirada a los mariachis quienes comenzaron a cantar "Si tú supieras".

—Estaba en un bar cuando llegó el mariachi, entonces se me ocurrió traerte serenata y pasé por tus flores favoritas—me entregó el ramo.

—Estás borracho.

—Un poco—sonrió.

— ¿Por qué? ¿Por qué tomaste tanto?

—Porque te extraño.

— ¿Y eso hace que me extrañes menos? —arqué una ceja.

—No—se acercó más—, con cada trago tu recuerdo se intensificaba más.

— ¿Y entonces?

—Y entonces mejor escucha esa canción.

Los mariachis se fueron unos minutos después quedándome sola con él en la puerta de mi casa.

— ¿Qué ganas con tomar así?

—Tal vez quiera un regaño tuyo—tomó de nuevo la botella queriendo beber directamente de ella.

A Rienda Suelta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora