Platicando con Ernesto sobre la reposición de caballos recordé que un par de años atrás conocí a un criador de caballos, su rancho estaba en Estados Unidos pero era conocido por tener a los mejores caballos de la región, del mejor linaje y con varios premios en su haber, debía tener su número guardado, sonreí al ver que así era, se concretó una visita en una cuantas semanas, por supuesto le pediría a Xime que me acompañara, así que teníamos que preparar todo.
—Claro que te acompaño mi amor—aceptó encantada.
—Entonces planeemos todo.
Mientras la fecha del viaje llegaba ocupé mi tiempo en las prácticas para la charreada, cada día lo hacíamos mejor así que estaba seguro de que sería del total agrado del público, como se trataba de una exhibición no teníamos la presión como en una competencia, pero aun así debíamos dar lo mejor de nosotros.
El equipo de escaramuzas también presentaría una rutina de exhibición así que el ruedo estaba ocupado buena parte del día.
Por otro lado, los trabajos de limpieza en el terreno donde sería nuestra casa habían comenzado, me alegraba bastante que todo fuera avanzando de la mejor manera y la tranquilidad que ahora sentía.
Xime salió un rato con Clau pues aún no encontraba un buen lugar para el consultorio y eso era algo de suma importancia, aunque aún había tiempo para ello, pero lo mejor era al menos ya tener algunas opciones. Mi hermana y Gustavo llegaron unos días antes del evento así que estábamos listos.
El día de la charreada llegó, así que estuve de pie desde muy temprano supervisando todo en cuanto a la transportación de los caballos al lienzo charro, todo en orden, ahora, solo quería regresar a casa para desayunar con mis mujeres.
Entré a la habitación viendo que ella ya estaba lista y terminaba de vestir a Valentina, se veía preciosa, sus abuelos le habían regalado días atrás un vestido estilo escaramuza, color rosa con algunos detalles en lila, Xime no se quedaba para nada atrás, usaba unos jeans ajustados y una blusa de botones ceñida a su cuerpo y fajada a sus jeans, en color vino, del mismo color que el moño que usaríamos en la charreada, cómo me encantaba verla con esas blusas, botines estilo vaquero color cognac y su cabello en unas sensuales ondas.
— ¿Ya te dije que se te ven bien esas blusas? —la tomé de la cintura bajando mi mirada.
—Sí—rodeó mi cuello con las manos—, y su mirada se dirigió al mismo lugar.
—Es inevitable—reí—, te ves hermosa mi amor—sonrió antes de darme un pequeño beso, momento que Valentina comenzó a exigir nuestra atención.
—Es hora de que coma—se separó un poco de mí.
—De acuerdo, me daré una ducha y las alcanzo.
Bajé viendo que ya todos estaban listos, sonreí al ver a David y Daniel con sus trajes y a mi pequeña muy alegre en brazos de su abuelo.
Pensé en que ese era un buen momento para una foto y Claudia encantada nos la tomó, el día era maravilloso así que el fondo perfecto eran los jardines de área de la piscina, la fotografía salió perfecta así que de inmediato la compartí en mis redes sociales.
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Llegamos al lienzo charro del pueblo el cual ya estaba casi lleno, ahí ya estaban mis padres junto a Serge y Pato así que nos dirigimos hacia ellos.
Carlos me dio un rápido beso, otro a Valentina y se fue a donde estaba su equipo, Adri también se dirigió a su lugar pues primero harían la presentación ellas, no pude evitar reír cuando vi Gustavo viéndola a ella, coloqué mi mano debajo de su barbilla.
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A Rienda Suelta ©
RomanceUna vida libre y sin compromisos, sin deseo o intención de cambiarlo, una familia unida y una carrera en la charrería consolidada, dinero, mujeres y fiestas ¿Qué más podría querer? Nada, o eso pensaba Carlos hasta que la llegada de una hermosa mujer...