El lienzo charro comenzaba a llenarse, Carlos ya estaba en su área preparándose, ya todos nuestros invitados habían llegado y Ricardo estaba más que emocionado con todo lo que veía, de verdad me dio mucha ternura, además de que David le comenzó a contar todo lo que sabía de la charrería. El evento comenzó con un grupo de danza folclórica con el "Son de la negra" y algunos cantantes de regional mexicano con mariachi, seguidos de la rutina de dos grupos de escaramuzas siendo las primeras en pasar las provenientes de Zapopan, eran buenas, pero el público sin duda enloqueció con el grupo liderado por Adriana, al final pasaron los charros que harían volteó, eran tres, siendo Carlos el segundo en pasar, además de que también hicieron una demostración de la primera suerte charra, "Cala de caballo". No podía dejar de verlo, sentía que babeaba por cómo se veía con su traje de faena, y ver cómo se marcaban sus músculos debajo de la camisa era un deleite total, el evento cerró con varios grupos de mariachi tocando todos juntos con el grupo de danza folclórica bailando el jarabe tapatío.
Me dirigí a donde estaba el equipo de Carlos encontrándome a Aurora caminando hacia el mismo lugar, entrecerré los ojos, ¿Qué quería esa mujer ahí?
—Hola Aurora—se sobresaltó al escucharme.
—Ximena—estaba nerviosa—, hola.
— ¿A dónde ibas? —pregunté.
—Amm, solo iba a felicitar a Carlos.
—Aaah—me crucé de brazos—, vaya, ¿Qué intentas?
—Nada—rio más nerviosa.
—Ajá—suspiré—, no engañas a nadie.
—Es mi amigo—se encogió de hombros.
—Qué raro—reí—, Carlos me dijo todo lo contrario.
—Obviamente te lo dijo para que no te pusieras celosa linda.
—Prefiero creerle a él—arqueé una ceja—, pero en fin, con permiso.
La dejé ahí caminando hacia donde estaba Carlos, terminaba de guardar sus cosas, me acerqué tapando sus ojos con las manos sin decir absolutamente nada.
—Cariño—rio—, reconocería tu perfume en cualquier lugar.
—Ay—me quejé entre risas.
—Además de que tus manos son inconfundibles—me pasó frente a él tomándome de la cintura.
— ¿Por qué?
—Porque mi cuerpo tiene memoria, y las caricias de estas manos están grabadas en mí.
Nos unimos en un pequeño beso pues estábamos en un lugar público.
— ¿Qué tal estuvo todo?
—Increíble, y tú mi amor—coloqué mis manos en su pecho—, más, eres buenísimo.
—En todo lo que sea sobre un caballo ¿No? —sonrió.
—Y en más cosas—me mordí el labio inferior.
— ¿Completamente confirmado? —me pegó más a él bajando una de sus manos hacia mi trasero.
—Sí—asentí—, aunque me encantaría reafirmarlo.
—Todas las veces que quieras.
—Eso me gusta.
Me besó de nuevo siendo este un poco más intenso pero logrando controlarnos.
—Será mejor que vayamos con Ricardo—dije entre besos.
— ¿Quién es Ricardo? ¿Quiénes son todos? —reanudó el beso— aquí solo estamos tú y yo.
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A Rienda Suelta ©
RomanceUna vida libre y sin compromisos, sin deseo o intención de cambiarlo, una familia unida y una carrera en la charrería consolidada, dinero, mujeres y fiestas ¿Qué más podría querer? Nada, o eso pensaba Carlos hasta que la llegada de una hermosa mujer...