Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©

(32) Un paso adelante y tres pasos atrás

CAPÍTULO 32

Un paso adelante y tres pasos atrás

1 de Noviembre del 2019

Ugh, el dolor me está martillando la cabeza.

Y estoy de muy mal humor, gracias a la discusión que tuve con mamá esta mañana.

Claro, yo no me puedo quejar de su relación con mi profesor pero ella sí de Iann.

En fin, la hipocresía.

"¿Y si te hace lo mismo que Cole?"

Eso fue lo que dijo esta mañana, sólo porque encontró una de sus camisas en mi armario cuando fue a dejar ropa a mi habitación. Pero yo he hallado cosas de Erik y ni siquiera he tenido el valor de quejarme.

Qué grosero compararlo con ese idiota que ni una pizca de dignidad tiene.

Al menos, fue mejor que Iann se fuera antes de que despertara. Aún así, creo que comienzo a extrañarlo un poco.

Pero ahora mi cabeza se llena de estrés al ver cómo el maldito billete no entra en la máquina expendedora. Suelto un gruñido y lo introduzco agresivamente, me desespero y lanzo el billete por el aire, justo a unos metros cerca de mis pies.

Pego mi frente al cristal frío y siento la energía de la máquina vibrar. Cierro los ojos y trato de calmarme antes de que le meta una patada a la pobre máquina.

—Todos tenemos malos días pero no creo que desquitarse con máquinas expendedoras disuelva tu mal humor —reconocí la voz al instante, era Micah, el profesor de astronomía.

Despegué mi cabeza del cristal y volteé a verlo. Había recogido mi billete y sacó su billetera para buscar otro billete igual al mío, y me lo entregó. Yo parpadeé, confundida pero lo tomé porque quería conseguir mi jugo de manzana.

Lo puse en la máquina y en unos prontos segundos, ya tenía el jugo de manzana entre mis manos.

—Gracias... —murmuré.

—No hay de qué, sólo no te desquites con la pobre máquina.

—Perdón, es sólo que... —necesito quejarme con alguien pero no estoy segura si mi profesor de astronomía está dispuesto a escuchar los problemas de una adolescente.

—¿Necesitas hablar con alguien? —asentí y entonces comenzamos a caminar mientras yo me preparaba para soltar mi enorme queja.

—Seguro ya lo sabe pero mi madre está saliendo con Erik, el profesor de Literatura... —comencé a decir y él parecía saberlo—. Y pues no tengo nada en contra de eso pero, no lo sé, me parece muy extraño e incómodo todo esto.

—Comprendo, debe ser difícil para ti verlo incluso fuera del instituto.

—Sí pero no es sólo eso lo que me incomoda, es que... hay un chico y... mi madre parece ser irrazonable al respecto, cuando yo nunca me he metido a opinar sobre su relación. Siempre se pone a la defensiva sobre él y no me gusta la manera en la que lo hace... —él se miró asombrado por mi declaración—. No me parece justo que no pueda respetar mi relación y yo tenga que respetar la suya con Erik.