Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©

(18) El despertar

CAPÍTULO 18

El despertar

¿Cómo empiezo a contar esto sin tener ganas de meter la cabeza en un microondas?

Bueno, ni siquiera debería preguntarme del porqué me encuentro enredada en esta situación... desperté alrededor de las seis de la mañana, apenas había dormido tres horas. Y me sentía demasiado cansada, no quería salir de la cama pero cuando caí en cuenta de que realmente no estaba en mi cama y el brazo de cierto chico me estaba rodeando la cintura, entré en pánico totalmente.

A ver, no era la primera vez que dormía con alguien del sexo opuesto. Pero estar desnuda y sentir su hermoso y perfecto brazo rodear mi cintura, en definitiva era otro nivel. Siento su respiración chocando en mi hombro, es suave y calmada. Parece estar disfrutando mucho de su sueño.

Me removí cuidadosamente sobre el colchón, retiré su brazo con cautela para no se despertará. Me alarmé cuando vi que su brazo se aferró a una de las almohadas. Pero parecía aún estar durmiendo, así que me apresuré a vestirme mientras apreciaba su espalda desnuda, tiene algunos tatuajes decorandola.

Reitero, si la vida me da la espalda, que sea la de Iann Müller, por favor.

Termino de colocarme la camisa y me tomo unos descarados segundos para verlo dormir. Es que hasta durmiendo se ve perfecto. Salgo de mi estado de admiración y me preparo para salir de su habitación. Mi mayor temor ahora mismo, es que me encuentre a alguno de los chicos y me vea salir de la habitación de Iann. ¿Qué les diré si ocurre eso?

"Ah, sí. Hola, follé con su amigo anoche, ¿qué tal todo?"

No, eso no... no, no quiero pasar por eso.

Qué pena, Dios mío.

Todo lo que quiero ahora es dormir pero no puedo, pues mamá vendrá por mí dentro de dos horas.

Me froto los ojos encaminándome sigilosamente a la habitación de mi amiga rubia. Cierro la puerta detrás de mí y entro en el baño para cepillar mis dientes. Regreso a la habitación para acostarme a su lado. Los ojos me pesan y no puedo evitar descansar un poco más. Me despierto con el corazón latiendo rápido, gracias a la estrepitosa vibración de mi teléfono debajo de la almohada.

Mamá me está llamando.

Atiendo mirando de reojo a Alice, —¿Aló? —contesto medio dormida.

—Ay, perdón... ¿te desperté? —pensé que lo diría de manera irónica pero extrañamente no fue así.

—No, no... ya estaba despierta, sólo estaba recostada —mentí para que no se sintiera mal.

—Bueno, sólo te llama para avisarte que llego dentro de quince minutos —anuncia y yo hago una mueca de fastidio pese a que ella no pude verme.

—Okey, estaré lista entonces —es todo lo que digo.

—Bien, nos vemos entonces —culmina nuestra llamada.