(19) Las cosas que hacemos por amistad

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CAPÍTULO 19

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CAPÍTULO 19

Las cosas que hacemos por amistad

Miro el pastel reposando en el asiento del copiloto antes de salir del vehículo y entrar a la distinguida casa de mi mejor amiga.

Voy dos horas tarde. Y ni siquiera me digné en llamar para notificarle que llegaba tarde. Me siento mal, pues no suelo ser así. Tiendo a no decepcionar a mis amigos para que ellos no lo hagan, aunque nunca se sabe cuándo encajaran el puñal en tu espalda.

Suelto un gran suspiro, ya puedo escuchar el desmadre que sedimenta dentro de los aposentos de su casa. Tanto para mí como para los vecinos no es extraño que las mejores fiestas nocturnas se hayan dado en casa de María, supongo que el auge de todo gozo y entretenimiento, es la combinación del entusiasmo latino de María y el magnetismo que emanan esos chicos que tiene por amigos.

Sé de la existencia de los chicos desde los quince, y a decir verdad no me atrevía a convivir con ellos por motivos personales. Además de que por esa época estaban sucediendo demasiados acontecimientos que ponían mi vida de cabeza y era imposible para mí mantener una conversación de más de dos palabras con desconocidos. Por eso, María no me presionó para conocer a sus amigos hasta que me sintiera más cómoda.

Me bajo del auto, sosteniendo el pastel entre mis manos. Me aseguro de que la alarma esté activada en caso de que haya un intento de allanamiento. También me cercioro de que todas las puertas estén bajo llave.

Camino hasta la puerta, subiendo los peldaños que me guían hacia la entrada. Toco el timbre de una buena vez y espero indulgentemente. La puerta se abre, iluminando mi campo visual con la imagen de Karin, esbozando una sonrisa suave.

—Summer —me saluda alzando la voz en consecuencia al volumen elevado de la música—. Qué bueno que te pasas por aquí, mi niña —se hace a un lado para permitirme el paso. Una vez dentro, cerró la puerta detrás de nosotras.

—Ehm... traje pastel —le mostré lo que me traía entre manos.

—Tan linda, gracias, muñeca. Lo pondré en el refri, ¿sí? Los demás están en el patio, ve y diviértete —me despoja del pastel, para luego dirigirse a la cocina sin decir nada más.

Bueno, es hora de confrontar a mis amigos. Espero no me estrangulen cuando me vean.

Me apronto hasta acceder a la puerta deslizante que me lleva directamente al patio. Asomo la cabeza para curiosear. No hay mucha gente, pero sí que hay personas que casi no conozco o que desconozco realmente. Después, están los chicos. Que conversan amenamente en una mesa mientras beben cerveza y sueltan algunas carcajadas, posiblemente por las ocurrencias de Isaac.

María está hablando con Cassiopea Faith. O como todos le decimos, Cassie.

Me encontraba en disputa, tratando de poner un pie fuera pero no quería llamar la atención ni nada. ¿Por qué es que María es fanática de hacer grandes reuniones? Es que conociéndola, se va a poner a presentarme a cada uno de sus tantos amigos, y yo ya tuve suficiente con los chicos.

Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora