(2) Créeme, no estoy bien

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CAPÍTULO 2

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CAPÍTULO 2

Créeme, no estoy bien

Cuando llegué a casa, tuve que darle una gran explicación a mi hermano mayor. Quien, por supuesto, no se lo tomó de la mejor manera. Era de esperarse, soy su preciada hermana menor. Y no odiaba otra cosa más que cuando la gente se mete conmigo. Para el colmo, mi muñeca estaba en mal estado. Podía moverla, sí, pero dolía mucho al hacerlo.

Y eso era una gran desventaja para mí, porque practico voleibol y estoy en el equipo oficial de la escuela. Las prácticas se retomarán en el regreso a clases y yo no puedo ir con la muñeca en ese estado. Así que tuve que contarle todo lo que sucedió a mi padre, quien tampoco se lo tomó bien y estuvo dispuesto a ir a casa de los Young para levantar una denuncia en contra de Cole por violentar a una menor.

Porque sí, Cole es mayor de edad.

Pero tuve que usar mis técnicas de manipulación parental para evitar eso, sé que es estúpido, considerando todo lo que me hizo, pero yo ya no estaba en condiciones de ver a ese idiota a la cara. Ya no quería saber de él realmente. Finalmente, mi padre cedió a no hacer nada. Pero me advirtió que conque regresara con él, me llevaría a un convento de monjas y no volvería a saber de mis amigos nunca más.

A lo que yo sólo reí porque no planeaba regresar con él, ni siquiera estando drogada lo haría.

Así que para concluir este episodio traumático de mi vida, mi padre me llevó al médico para ver lo de mi muñeca.

Cuando se entere mamá, le va a dar un infarto... y lo más probable es que se agarre a golpes con Cynthia Young.

Sentados en la sala de espera de la clínica, escuchando los gritos irritantes de niños pequeños, esperamos pacientemente.

—¿Por qué no me dejas ir a patear a ese hijo de puta? —Trev me susurra al oído.

El parecido entre Trevor y yo no es muy definido, puesto que somos de diferentes madres, pero aún así se nos puede llegar a asociar por el apellido. Sin embargo, hay una sola cosa que también compartimos y es el color de ojos.

Es peculiar, porque no es un azul profundo como tal, es un celeste parecido al color del cielo. Y en ocasiones, la tonalidad puede variar dependiendo de nuestro estado de ánimo, o eso fue lo que me contó la abuela Susie. Alias, la madre de nuestro padre.

—Porque él puede usar eso en nuestra contra —ruedo los ojos—. Ir a golpearlo no es la solución, lo mejor será pretender que nunca existió para nosotros.

—Él merece sufrir —interpela mi estimado hermano—. Sólo quiero golpearlo para que nunca vuelva a tocar a una mujer en su vida —expone esbozando una sonrisa inocente.

En esto tengo que darle la razón, Cole Young no se merece poder tocar a una mujer.

—Olvídalo. Estaré bien —intento convencerlo pero su segundo nombre es "Cabezota".

Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora