Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©

(9) Confesiones de una patética adolescente

CAPÍTULO 9

Confesiones de una patética adolescente

Para empezar, ni siquiera me desperté temprano como suelo acostumbrar. Y siendo el colmo de los colmos, me levanté de muy mal humor gracias a la ruidosa música de mi hermano. ¿Que si no se podía poner auriculares? Pues la verdad es que no, casi nunca lo hace porque no le da la gana. Y el simple hecho de que la resaca me está pasando la factura de todo lo que bebí anoche, sólo quería desaparecer de la faz de la tierra.

Solté un gruñido fastidiada al ver que eran pasadas las doce del mediodía. María me había dicho que quería que fuera a su casa a las nueve.

Tomé mi teléfono y procedí a escribirle a mejor amiga.

En lo que esperaba su respuesta, me dirigí al baño a cepillarme los dientes. Salí del cuarto de baño para beber algo de agua y buscar ibuprofeno para lidiar con este terrible dolor de cabeza. Estoy tan acostumbrada a tener dolores de cabeza, pero ninguno se iguala al que tengo ahora mismo. Me siento en el borde de mi cama y espero unos minutos hasta que el dolor de cabeza se disipara. Cierro los ojos e inspiro y respiro calmadamente.

Posteriormente, me puse de pie y me dispuse a ponerme los zapatos para estar en la casa. El clima es frío y húmedo, pero cabe destacar que no me he cambiado de ropa desde que nos fuimos de la fiesta, ni siquiera me quité el sudadero de Iann, lo usé para dormir porque se me hacía cómodo y calientito. Salgo de mi habitación y me traslado hasta la cocina. Esperaba encontrarme a mi padre pero parece que hoy decidió no manifestarse. Quizás está ocupado cuidando de su vivero. Lo visitaré luego.

Mis pulmones se vacían y se llenan continuamente, observo desinteresadamente el reloj en la pared de la cocina. Predispongo prepararme el desayuno de mediodía. No hice nada muy elaborado, sólo me serví granola con yogurt de fresa. Y me preparé un té verde.

Mi teléfono vibró en el bolsillo del pantalón de pijama, me encaminé al patio para sentarme en la mesa. El jardín de papá es como la octava maravilla del mundo, es enorme y la decoración no es excesiva, la flora está bien cuidada y distribuida, y en el árbol del fondo hay un columpio de llanta que papá hizo para nosotros. Aunque yo lo uso más que Trevor. Más a la izquierda, al fondo, está la piscina, que raramente usamos. Eso puede deberse a que no hacemos fiestas. Pero no importa, estoy segura que eso podría cambiar pronto.

Reviso mi teléfono mientras tomo mi granola con yogurt, María ya me ha respondido.

María: AAA

PERO YO QUIERO SABER QUÉ COCHINADAS HICISTE CON IANN

Summer: YA SÉ QUE QUIERES SABER PERO YO APENAS ME SENTÉ A DESAYUNAR

Voy a ir a tu casa más tarde, ahora sólo quiero descansar, ¿entendido?

María: ASHHHH