Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©

(3) Romper el hielo

CAPÍTULO 3

Romper el hielo

IANN

12 de Mayo del 2022

¿Cómo podría romperse esta maldita distancia entre nosotros?

Estoy cansado de llevar días intentándolo y que mis esfuerzos sean en vano.

Quiero que aunque sea muestre alguna emoción con respecto a mí. Pero nada.

Simplemente nada.

Es como si de pronto ella ignorara todos los indicios, o en ocasiones avanza pero retrocede. Está jugando sucio conmigo y no quiero entender por qué. O tal vez solo quiero que al menos diga que me odia, pero la ley del hielo es frustrante para mí.

No puede hacerme esto.

No puede pasar de mí, hacer como si no existiera; luego hablarme, mirarme y sonreirme de una manera que me hace arrodillarme ante su voluntad. Porque ella es bastante consciente de que me tiene a su disposición y abusa de eso para fastidiarme de esa forma tan despiadada de su parte.

Diego resopla a mi lado cuando ve que no ha ganado de nuevo con esta ronda de naipes. Isaac murmura algunas tonterías. El rubio está a punto de rendirse, cuando llaman a la puerta y María corre con urgencia a atender. Me centro de nuevo en el juego, pero me pierdo cuando la voz de Summer inunda la sala.

Mis ojos no pueden evitar fijarse en ella y mi maldito corazón se acelera.

—¡Mujer, tienes que contármelo todo! —expresa la chilena mientras venían aproximándose.

—Pero... no pasó nada —replicó la castaña.

Cruzamos miradas, pero la apartó de inmediato. Sus mejillas se tornan rosadas. Nos saludó cordialmente y se sentó al lado de Isaac. María llevó la botella de vino blanco que Summer había traído a la cocina, y en un santiamén estaba de vuelta para acaparar la atención de su amiga.

Camille, Cassie y Alice se unen para acaparar también a Summer. Ella se muestra un poco inquieta sobre el tema que ellas pretenden aludir. Aunque ella no está dispuesta a hablar sobre aquello que la tiene un poco nerviosa. No está cómoda para hablar de ello.

Y aún así ellas le insisten hasta el cansancio para que suelte la sopa. Mis amigos también parecen demostrar un poco de interés por el tema, pero lo disimulan un poco mejor y al igual que yo, fingen no prestarle atención al drama que emerge sobre la mesa.

La chica rueda los ojos cuando no puede más con la insistencia.

—Venga, no seas pesada. Cuéntanos sobre tu cita —dejo de mover mi vaso cuando escucho la última oración.

Algunas miradas están clavadas en mí. Aunque hago mi mayor esfuerzo para disimularlo un poco.

No voy a cegarme. Pero sé que ellas intentan sacar ese tema por un propósito en específico. Lo mismo hizo Loann en el almuerzo del otro día. A veces creo que es innecesario ese tipo de actitudes, pero al mismo tiempo creo que sus intenciones se concretan muy bien.