IANN

1K 143 30
                                    

505

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

505

IANN

8 de Noviembre del 2019

Joder, como odio esto.

Todo esto se trata de mi imagen y de la familia pero no de lo que pienso o siento. No se trata de mí, porque simplemente soy una maldita imagen. Esto me tiene agotado mentalmente del todo. Ayer no pude responder muchas preguntas porque mi mente estaba en blanco y he estado durmiendo apenas cuatro horas por noche.

Esto no es fácil.

Me siento incómodo y fuera de lugar. No quiero abusar de mi hígado pero necesito beber algo. Siento que las malditas voces en mi cabeza no cesan y sólo quiero sentirme en paz. No debería de tener tantos problemas a una edad temprana, pero los tengo. Sean pequeños o no, siento que consumen poco a poco.

Y sé que bebiendo no conseguiré librarme de ellos.

Es increíble la manera en la que la mente se vuelve nuestro peor enemigo. Ya no sé si retomar los medicamentos que me mandan, siempre que lo hago, me siento muerto por dentro. Y no me gusta no poder sentir nada. Es por eso que no los tomo.

Mezclar alcohol y pastillas no es una buena idea para mí.

—¿Qué se supone que son estas mierdas? —espeta Cam, mirando los botes de medicamento en mi maleta—. ¿Drogas o antidepresivos?

Me encojo de hombros, desinteresado.

—Deberías cambiar de psiquiatra, sólo te manda medicamentos que te dejan tonto. Y también creo que no deberías tomar mucho, tienes la exposición esta noche y ni creas que te dejaré ir ebrio —señaló y justo estaba por tomar un trago de whiskey.

Aprieto mis labios y pongo mala cara, —¿Por qué no me ahogué en mi bautizo? —farfullé antes de llevar el vaso a mis labios.

Ella me mira con esa jodida expresión de que no quiere aguantar mis chistes suicidas. Ligeramente, me recuerda a mi madre y eso me hace reír a carcajadas.

—Relájate, Cam. Era sólo una manera de expresar mi odio por la vida —aclaré.

Suspira derrotada, a veces me pregunto de dónde saca tanta paciencia para soportarme hasta este punto. Apreciaría mucho que me dijese a qué dios le reza para que le otorgue tanta paciencia.

—Por un momento, creí que habías dejado ese comportamiento suicida atrás —se echó a descansar en el sillón frente a mí.

Arqueé una ceja, —¿Comportamiento suicida?

—Sí, pensé que al menos reducirías los comentarios.

Puse una mueca, —Perdón —procedí a disculparme, es lo único que sé hacer.

Me sentía mareado y ridículo. Sólo sé decir cosas incoherentes bajo los efectos del alcohol. Quisiera poder controlarme a veces, pero no puedo. Es difícil cuando un mal hábito forma parte de tu rutina diaria.

Corazón Sin Rostro [+18] || PARTE I Y II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora