P2 - Capítulo 22

1.4K 175 63
                                    

Me negaba a abrir los ojos, mi alarma no había sonado aún y no iba a levantarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me negaba a abrir los ojos, mi alarma no había sonado aún y no iba a levantarme. Intenté darme la vuelta pero un peso encima de mi cintura me lo impedía.

Quise quitármelo de encima, pero se hacía más pesado, como si aplicara fuerza para quedarse ahí.

—Es temprano vuelve a dormir —su voz ronca demostraba que apenas estaba despertando, por alguna razón la piel se me erizó.

"Sasuke esta en mi cama"

Mis ojos se abrieron en automático, no tenía ni la menor idea de cómo había entrado a mi habitación.

—¡¿Qué haces aquí?! —grité, mientras me sentaba de golpe —, Kakashi va a matarme.

Me obligó a acostarme de nuevo y me envolvió entre sus brazos, hice como si deseara zafarme, aunque realmente deseaba aferrarme a su torso.

—No pude abrazarte durante casi dos años, cualquiera que sea el castigo valdrá la pena —respondió, luego depositó un suave beso en mi frente —, ahora déjame dormir un poco más.

Me rendí, o aparenté rendirme, nos arropó a ambos con las sábanas y de nuevo me envolvió en sus brazos.

La felicidad que sentía no iba a ser opacada por los regaños de Kakashi.

No importaba si nuestros gritos se escuchaban por todo el hospital, la emoción que tenía al contarle mi mañana a la Haruno tenía que salir de mi cuerpo, y ella, cómo buena amiga, se emocionaba por cada palabra que decía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No importaba si nuestros gritos se escuchaban por todo el hospital, la emoción que tenía al contarle mi mañana a la Haruno tenía que salir de mi cuerpo, y ella, cómo buena amiga, se emocionaba por cada palabra que decía.

Nuestra oficina, que estaba en proceso de desalojo, era el lugar en donde siempre compartimos nuestras vivencias y algunos chismes.

—Ahora, necesito que te sientes —dijo, señalando mi escritorio, le obedecí, con ella era mejor hacer lo que decía por las buenas —. Ayer, en nuestro viaje de regreso, Naruto me pidió que me mudara con él.

Me sostuve del escritorio y agradecía estar sentada, ese era el paso más grande que mi hermano de otra familia había dado en su relación.

—¿Y qué respondiste? —pregunté.

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora