"Aunque no me vea junto a ti en el futuro, te amaré, porque ahora soy capaz de hacer todo por amor, pelearé contra mi destino para poder estar junto a ti."
¿Será posible cambiar la historia de mundo shinobi?
______, es una chica llena de alegría...
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Un desgarrador grito salió de la garganta de Sakura, y, a su lado, Naruto contenía las lágrimas del dolor que sentía cada vez que ella le apretaba fuertemente su mano.
Sin duda prefería mi lugar al de él.
—Sólo un poco más y pronto tendrás a ese niño en tus brazos, Sakura —dije, asistiendo el parto.
—Esperaré con ansias el día en que estés en mi lugar y te diré exactamente esas palabras ¡que no sirven para nada! —gritó con tanta furia que me alejé un paso de ella, fácilmente podría patearme.
—El ver como sale una persona por ahí, es un método muy anticonceptivo, así que tus deseos no se cumplirán pronto —respondí, volviendo a mi lugar para poder ayudar a que ese bebe saliera a la luz —. Ahora, necesito que pujes hasta que ese niño salga, sabías que esto pasaría cuando tomaste la decisión de ser madre, así que no te queda más remedio que aguantar.
La Uzumaki me miró resignada y se preparó para poder expulsar a ese ser de su interior.
Miré a Naruto quien estaba haciendo su mejor esfuerzo por contenerse cualquier signo de debilidad o dolor, pues si volvía a quejarse, Sakura volvería a enojarse y asegurarse que sintiera el mismo dolor que ella.
El cómo lo haría era algo que quería saber, pero no era el momento de preguntar.
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Tener hijos, una decisión importante que no quería tomar, al menos no ahora.
Amaba a los niños, por algo era pediatra, pero no quería despertarme en las madrugadas por su llanto, preocuparme por su salud, ser responsable por ellos.
"Apenas puedo ser responsable por mí misma, ¿cómo podría ver por alguien más?, tal vez en unos años"
Abrí la puerta de mi casa y el delicioso ahora de la comida indicó que mi esposo estaba de vuelta en la aldea. Ahora mis pensamientos sobre bebes se intercambiaron por algunos de mi marido sin camisa y con delantal preparando mi cena.
Me asomé en la cocina y lo vi con delantal, pero, completamente vestido. Qué decepción.
—Te estaba esperando —habló, mientras se alejaba de la estufa y me abrazaba hundiéndome en su calor y aroma —. Te extrañé mientras estaba fuera.
