EXTRA-2.
Tres años después de la boda.
Era la tercera vez que me cambiaban de comisaría y comenzaban a hincharme los ovarios, pero como la mujer responsable y de negocios que era, asentí con una sonrisa y cogí la carpeta de papeles que me tendían.
Estaba harta de la burocracia y estaba aún más harta de los casos simples en los que eran gilipollas borrachos que se liaban a tiros. Esos eran los más tediosos de rellenar.
.—Recuerda dejar la credencial en recepción.
Si abría la boca, iba a lanzarle un mordisco a la señora Buffy. Estaba hasta las narices de su alargada y pedante cara, de haber estado Camille aquí estaba segura de que le habría empezado a gritar... bueno, no, pero porque no quería que me detuviesen. Apreté los dientes para tragarme el sitio al que se podían ir ella y su credencial y salí de la oficina hecha una furia.
Menuda manera de amargarme la mañana. Al final me iba a tocar aceptar el puesto en un bufete de abogados que llevaba detrás de mí tres años, pero yo no quería dedicarme a eso, no cuando la psicología era tan interesante y me gustaba la perspectiva de meterme en la CIA dentro de unos años.
Puede ser que aspirara demasiado alto, pero no lo había pasado mal durante toda mi vida estudiantil para que ahora me quitasen de en medio y me convirtiesen en otro sueño roto dentro de este sistema consumista y devorador en el que todos acabábamos desesperados en busca de...
—¿Sky? ¿Qué haces aquí?
Frené a tiempo de no chocarme con... ¿qué hace Tatum en la comisaría y por qué va esposado? Tenía el labio partido y la ceja sangrando, además de las muñecas llenas de hematomas por culpa de la presión de las esposas. El guardia empujó y tiró de él sin ningún miramiento.
—Cállate la boca.
Me hirvió la sangre y... a la mierda. Carraspeé.
—Esas no son formas de hablarle a mi cliente, ¿le ha leído ya sus derechos? ¿O simplemente está abusando de su posición como representante de la ley? Porque, en ese caso, me vería en la obligación de contactar con su superior para tramitar una queja formal.
—¿Qué? —el guardia me miró de arriba abajo y soltó una risotada—. Vete a casa, princesa de fresa. Tu chulo se va a chirona.
Oh... ya tenía sujeto con el que pagar mis frustraciones. No había estudiado dos másteres habilitantes a la vez para que un capullo con mancha de café en el uniforme me llamase prostituta en la cara. Tatum abrió la boca, pero se calló cuando le hice un gesto.
—Su número de placa.
—¿Perdón? Apártate, no tengo todo el día.
Me empujó. Trastabillé y cuando le vi la sonrisa de suficiencia...lo cogí del codo, se lo eché hacia atrás en una llave, inmovilizándolo, que provocó que soltase a Tatum y jadease por la sorpresa y le estampé mi carné en la cara, apunté con el pulgar que tenía libre la parte en la que ponía perfectamente:
Skyler Johnson-Miller abogada.
Para presumir y fardar un poco, le enseñé también mi credencial de criminóloga, lo que ya hizo que se quedara más blanco que la leche. Lo solté y tropezó, pero yo no dudé ni un solo instante en pararme al lado de Tatum.
—Aflójele las esposas y deme su número de placa, agente... Garrie.
Y así es como acabé en una sala de interrogatorio que por el momento solo había visto de lejos. El agente Garrie había tenido que irse al baño para asearse... y frotar estúpidamente la mancha de su camisa. Consciente de que nos podrían estar escuchando, me dirigí a Tatum con una mirada que lo decía todo.
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Flores en el cielo
RomanceSkyler Johnson tenía dos cosas claras: la primera era que iba a entrar en Yale, costase lo que costase, y la segunda era que Corey Mines era el chico de sus sueños. ¿Qué pasaría si el mismo chico que le levantó la falda de niña discrepara sobre eso...