PENÚLTIMO CAPÍTULO.
Las palabras que supusieron el principio del fin en ese Año Nuevo fueron las siguientes:
— Sí, mamá, prometo cuidar a Colin como si fuera uno de los gemelos. Tranquila, estaremos bien y conducirá Ethan, por lo que no tienes nada de lo que preocuparte.
Ah, no, perdón, esas no fueron...
Estas sí.
— Mira, Sky, me he rapado, ¿te gusta?
Ahí tendría que haberme dado cuenta de que nos iba a ir muuuuy mal.
Pero no hagamos spoilers, volveré al punto de inicio, al momento exacto en el que mi novio apareció con la cabeza como una jodida bola de billar y con mis amigos ya en los asientos traseros enseñándome las botellas de alcohol.
Que así sea, que comience la historia.
— ¿Podéis decirme el por qué parece que hayáis atracado una destilería?
Camille sonrió con inocencia, tratando de ocultar las dos botellas de ginebra que estaban en sus brazos. Colin, a su lado, simplemente reía y zarandeaba una de zumo de naranja, por la expresión despreocupada en la cara de esos dos, supe que ya habían probado alguna de las bebidas. Me giré estupefacta a Ethan, lo que me dejó aún más patidifusa porque es que, joder, le brillaba la cabeza más de lo que iba a brillar nunca mi futuro.
— ¿Y por qué narices te has rapado? — mi voz casi pareció un gemido lastimero, pero es que...con lo bonitos que eran sus bucles oscuros. Apreté el puente de mi nariz, tratando así de relajarme un poco—, no os entiendo. Desisto, conduce, Miller.
— Dame un beso al menos, yo te apoyé cuando te cortaste el pelo, Skype—lo miré de reojo, y fruncí el ceño antes de pasarle la mano por la calvicie. Sus ojos verdes brillaron levemente y no pude evitar sonreír de lado y darle un beso en la mejilla.
— Estás guapo porque eres guapo, pero cariño, ¿no podrías haberte esperado a verano? Que se te van a congelar las ideas.
— Ni que tuviera tantas...
— Eh, eh, Sky, ¿tú qué vas a preferir: ir a chupito o a cubata?
— Andando, gracias.
Camille bufó y me estiró de la trenza, mirándome tan enfurruñada que definitivamente esa ya iba medio borracha. Fruncí el ceño, le iba a dar una buena tunda como pudiera confirmar su estado alcoholizado.
— Eres una lerda.
— Y tú una alcohólica, ¿qué haces bebiendo a las tres de la tarde?
— ¡Pues porque estoy muy sola y triste!
— Triste estamos todos y no le damos al trinqui, tienes diecisiete años, actúa con responsabilidad.
— Imagínate un portazo, pues eso acabo de dar.
Rodé los ojos y apoyé la cabeza en el asiento, mirando el perfil de Ethan. No era por ser criticona, pero el pelo le quedaba mejor que la ausencia de este, aunque, aún estando de esa forma, me parecía el chico más apuesto del universo. Supuse que serían cosas de enamorada adolescente, porque no había otra razón lógica que comprendiera esos pensamientos.
Colin bajó la ventanilla, asomando la cara como si fuera un perro al que sus dueños sacan de paseo una vez a las mil. Solté una risita del panorama que eran mis dos mejores amigos y me di cuenta, de que era feliz.
Tenía suerte, en esos momentos la tenía.
— ¿Ambrose está ya esperándonos? Eh, Colin, ¿Ambrose está ya ahí?
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Flores en el cielo
RomanceSkyler Johnson tenía dos cosas claras: la primera era que iba a entrar en Yale, costase lo que costase, y la segunda era que Corey Mines era el chico de sus sueños. ¿Qué pasaría si el mismo chico que le levantó la falda de niña discrepara sobre eso...