MIENTRAS BAILAS

Dramas Y Recuerdos

Antes de iniciar con la historia, solo vengo a decir que este capitulo será dividido en dos ya qué si lo unía, sería muy largo. Espero les guste:3

***

Estaba preparando mis maletas. como había dicho la tía Susan, solo seria un fin de semana qué podría pasar.

Daniel se encontraba afuera esperándote recargado en su auto. Tenia unos lentes de sol y una camisa negra con un queso parecida a la que me había prestado cuando me quedé en su casa.

Me acerqué con mis maletas y vi la camisa.

—Te queda bien.

Sonrió bajando la mirada para verla.

Esa camisa dejaba qué sus brazos tuvieran buena vista.

—Trajé la tuya también —respondió sacando una pequeña bolsa del copiloto.

Lo miré extrañada, saqué la bolsa y efectivamente era la camisa que había usado de un macarron.

No pude evitar emocionarme y sonreir. Lo miré felizmente.

—Ahora vuelvo.

Entré y me puse la camisa en el baño de abajo. Salí y me observó sonriente.

—Ahora somos Macarrones con queso.

—Mi plato favorito.

el equipaje ya estaba adentro. Subimos al auto y comenzamos el gran viaje.

Me sujete el cabello y me coloqué unos lentes de sol.

Daniel estaba tarareando una canción mientras le daba golpesitos al volante. El sabía que aún me costaban ciertas cosas y yo sabía que no me presionaria para superarlas.

Encendí la radio y sonó una canción llamada "perfect two de Auburn". Rápidamente la cambié.

—Demasiado cursi —dije, Daniel solo me observaba. Su sonrisa tan característica de él, adoraba su rostro.

Al cambiarle sonó "American Money de borns".

La dejé sonar y subí el volumen.

El cabello negro y ondulado de Daniel, se movía delicadamente con el viento. El sol se reflejaba en su piel morena y sus manos se movían con el ritmo de la canción.

Para mí, el tiempo transcurria lento mientras lo observaba detalladamente. El notó qué lo observaba, ni siquiera disimulaba. No dijo nada, solo seguía.

El tiempo pasaba y lentamente comencé a quedarme dormida.

Sentí unos pequeños golpecitos en el hombro qué me enderezaron rápidamente.

—Llegamos —dijo Daniel.

Al bajar, miré el gran hotel y su gran entrada. Se veía elegante y rústico. Justo como pensé que América elegiría su lugar.

Al llegar a recepción para dar nuestros nombres, nos encontramos a mi prima América y mi tía Susan.

América se acercó a paso rápido y me dio un abrazo fuerte y cariñoso.

—¡Olivia! —gritó mientras me estrijaba con fuerza —. De verdad creí que no vendrías.

—Todos creíamos eso —dijo la tía Susan

América sacó un billete de la bolsa de su pantalón y se lo dio a la tía Susan.

—¿Apostaron si vendría o no? —pregunté ofendida mientras abraza a mi tía.

América sonrió.

—No, claro que no. Apostamos para ver si lo traías a él —apuntó hacia Daniel.