Su voz me logró tensar todo el cuerpo. Ver la cara de alguien imponente y despreciable no era algo que me animaba.
-Creo que no nos hemos presentado -dijo acercándose hacia mí extendiendo su mano -. Rupert Duarella, un placer.
Dudé en tomarle la mano tanto tiempo que dejó de estirarla.
-Veo qué ya alguien me ha presentado ante ti.
No sabía que decir o que hacer, por lo que opté por irme.
-Disculpe, debo irme.
-¿Porque no te tomas una copa conmigo? -preguntó de pronto haciéndome detener el paso de golpe. Me sentía como un pequeño ratón encerrada en una jaula con un león.
-Lo siento, pero...
-Tranquila, no muerdo -el temor creció. Por un momento creí que podía leerme el pensamiento.
Lo seguí hasta un despacho bastante formal qué sé encontraba en un pasillo a la izquierda.
Sentía ganas de correr de ahí, pero a su vez, quería saber que era lo que quería decirme. Y quería saber si era tan fuerte como para no ceder a nada.
-Toma asiento.
Me senté y comencé a jugar con mis pulseras. Los nervios me atacaron tan rápido qué mi corazón se exhaltaba sin razón alguna.
-No pensé que fueras tan callada después de tantas peleas qué has tenido por tu actitud -mencionó mientras servía vino en dos copas.
¿Como era qué sabía eso?
Lo miré estupefacta.
-Bueno, tenía que investigar con que clase de gente se rodean mis nietos. No me pareces tan mala después de todo.
Seguía sin poder decir algo.
-Supongo que quieres que hable sin rodeos, ¿no es así?
Puso la copa en una mesa frente a mí y se sentó dándome la cara.
-Aprecio el trabajo que haces, diría que es muy bueno. Pero Daniel no está hecho para eso, tampoco Elizabeth. Así que no veo lo malo en querer ayudarlos -soltó tranquilamente mientras tomaba un sorbo de su copa.
-Controlar no es ayudar -dije por fin. Levantando la cara y tratando de mantener la compostura.
-Puede parecer egoísta, pero me lo agradecerán después. Su madre ya lo hace.
-¿Qué es lo que quiere de mí, señor? -pregunté directamente.
Dejó la copa en la mesa y me miró fijamente.
-Quiero que convenzas a Marta de que se quede aquí.
Reí un poco.
-Señor, disculpe que lo interrumpa pero, si usted no lo logró, ¿como se supone que yo haré eso?
-Eso lo tienes que saber tú. Después de hacer tu cometido, te quiero lejos de mis nietos. Entiendo qué te tienen cariño, que probablemente sea porque no tienes familia, pero no eres buena para ellos. Te puedo dar lo que sea a cambio.
Sentí como si me hubieran roto todos los huesos al mismo tiempo. La manera en la qué lo dijo había sido tan cruel qué sentía que me quería destruir.
Una vez más, con éxito, me contuve. Tomé toda la copa, me puse de pie y le di la cara.
-Tal vez mi familia ya no esté conmigo, pero me consuela saber... Por más extraño qué suene, que no es porque no me quieran. Sin embargo, comprendo a Marta al querer estar lo más lejos de alguien como usted -conseguí dar la vuelta para irme pero giré nuevamente -. Si cree que puede controlar todo, es porque no me había conocido antes. Qué tenga buena noche.
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MIENTRAS BAILAS
RomanceDespués de la trágica muerte de su familia, Olivia decidió dejar el baile convirtiéndose en una actriz resentida y egoísta que logra ver el mundo de otra manera después de conocer a Daniel: su nuevo compañero de trabajo en el que se emparejara para...