Dramas Y Recuerdos Pt 2

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Estaba alterada, esto definitivamente no era lo que esperaba al venir a reunirme con mi familia nuevamente. Incluso olvidé por completo lo de América.

—¿Estas bien? —preguntó Daniel tomando mi rostro perdido con mis manos.

Al intentar contestar, tocaron la puerta.

—Olivia — preguntó mi tía Rosy.

Entré en pánico.

Rápidamente comencé a quitarme la camisa y a desacomodarme el cabello, Daniel me miró con extrañeza y sorpresa.

—Quítate la playera —le ordené.

El frunció el ceño confundido.

—¿Qué?

—¡Solo hazlo! —susurré con fuerza.

—Olivia — volvió a sonar detrás de la puerta.

—¡Un segundo!

Daniel se quitó la playera y yo le desordené el cabello y le desabotoné un poco el pantalón.

—Olivia, ¿Qué haces? —preguntó entre risas.

Desabotoné un botón de mi pantalón y me quite los zapatos.

Me volví a despeinar una ultima vez.

—Vamos a actuar —dije pujandolo a la cama.

Fui y abrí la puerta.

—¡Tía Rosy! —hable cono tono sorpresivo abriendo media puerta.

—Hola, querida. ¿Esta todo bien?

—¿Por que no lo estaría?

—Por nada, cielo. Solo vine a preguntar si saliste hace unos minutos, alguien me hizo una broma en mi habitación.

Negué con la cabeza tratando de estar lo más relajada posible.

—No, Daniel y yo no hemos salido de la habitación —abrí un poco la puerta y mi tía se asomó levemente. Vio la ropa tirada y a Daniel tendido saludando con la cabeza y con una sonrisa de lo más tranquila.

—¡Oh! Entiendo, ¿Interrumpí?

—Solo un poco.

Mi tía sonrió avergonzada.

—Disculpa, no te molesto más. Nos vemos en la cena.

Se fue y yo rápido cerré la puerta.

¿Qué mierda había sido todo eso?

Di unos pasos hacia la cama y me senté sin saber que hacer.

—¿Qué fue todo eso? —Daniel se acercó a mi.

—¡Pura mierda! —solté por el coraje que sentía en ese momento. ¿Qué sé suponía qué debía hacer?

Para nada se asemejaba a lo que pensé que sucedería este fin de semana.

—Acabo de encontrar a mi tía Rosy y a mi tío Peter en una situación... ¡Dios! ¿Qué voy a hacer?

Daniel estaba sorprendido.

—¿Qué quieres hacer?

—No lo sé... ¿Irme? —estaba abrumada —. No se me ocurre otra cosa.

—Si eso quieres, vámonos.

Lo miré.

—No puedo hacerle eso a mi tía Susan.

Duré bastante tiempo asimilando la situación.

Cada vez las cosas estaban peor y yo no sabia que hacer.

MIENTRAS BAILAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora