¿Secretos?

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Sam no sabía a lo que me refería por una simple razón, el estaba tan drogado esa vez que ni siquiera recordaba haberle pedido a mi hermana casarse.

Fue en una fiesta en casa de alguien del colegio, para ese entonces Rose Camille y Sam ya eran pareja. Ella estaba tan enamorada qué no notaba absolutamente nada malo en el.

Yo tenía dieciséis años y Rose Camille dieciocho, antes de que ella fuera pareja de Sam, el me atraía un poco aunque realmente jamás crucé palabras con él. Era el típico chico rompecorazones sin amor propio.

Dejé de lado mis pensamientos hacia el por Rose Camille, ella nunca lo supo y no tenía razón para contárselo.

En esa fiesta el comenzó a a beber demasiado mientras disfrutaba de la fiesta. Mi hermana estaba de lo más incomoda al ver que el hablaba con otras chicas y a ella la ignoraba. Se sentó en una esquina y ahí se quedo por más de una hora mientras mordisqueaba una fritura, ella odiaba las frituras.

Yo hablaba con compañeros de mi clase, pero cuando noté a Rose Camille, le pedí irnos. Ella no aceptó porque quería esperarlo.

Me molesté con ella por como se dejaba tratar. Metida en mi furia, subí al baño para lavarme la cara. Para ese entonces ya no sabia donde estaba Sam.

Al caminar por un pasillo, me encontré con una puerta entre abierta en la qué Sam se estaba drogando con una chica. Me sorprendió tanto ver eso que fui rápido al baño y cerré la puerta sin ver si me habían notado.

Respiré profundo para poder calmarme y pensar en que le diría a Rose Camille, entonces Sam abrió la puerta de golpe haciendo qué saltará por el susto.

Entró y la cerró con seguro.

Estaba tan nerviosa y asustada qué di tantos pasos hacia atrás mientras qué el se acerba, entré a la ducha hasta toparme con la pared y quedar sin salida.

El me acorraló y se acercó a mí.

—Eres tan hermosa —Susurró cerca de mi oído.

—Quítate, por favor.

—¿En serio quieres eso?

—Si —respondí firme.

—Mentira... Sé que te gusto desde hace tiempo — se acercó a mis labios —. No te hagas la estúpida.

Intenté empujarlo pero solo me apegó más a él. Puso una mano en mi glúteo y lo apretó, de un impulso lo golpeé en la entrepierna y salí corriendo mientras solo se escuchaban risas detrás de mí.

Quería llorar. No era un sentimiento bonito, ni tampoco era bonito qué algo así sucediera. Era asqueroso.

Pedí un taxi y fui a casa dejando a mi hermana sola. Nunca le dije lo que había pasado, pero con el tiempo ella entendió que Sam no era una buena persona.

Ella rompió con el y después conoció a un chico que la trataba como ella lo merecía, eran inseparables.

Nicholas y Rose Camille derrochaban amor, se amaban tanto. Eran inseparables, iban a mudarse juntos pero nunca supe lo que pasó. Jamás supe porque Nicholas había terminado con ella.

Me encontraba calentando en el salón de baile mientras qué había llegado un instructor a explicar las coreografías de parejas, solos y bailes grupales.

Era uno de mis miles de intentos por volver a bailar. De verdad esperaba no volver a caer, no quería hacerlo.

Comenzamos a movernos al ritmo del instructor pero estaba seca, no seguía tanto el ritmo y debes en cuando empujaba a alguien detrás o junto a mí.

MIENTRAS BAILAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora