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Park Fawcett

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Park Fawcett.


Sonia terminó por irse, dejo las vendas abajo, en la posición perfecta para solo bajar la cabeza y fingir que las seguíamos trayendo puestas.
La morgue era donde de seguro habían incinerado a Lexton, el olor a alcohol y tabaco que él siempre desprendía seguía ahí.

-Disculpa haber metido a Sonia sin preguntártelo -dijo ella, yo la miré, desvié mi vista de los hornos de cadáveres.

-Tranquila. En realidad ya te habías tardado en pedírselo -ella frunció el ceño.

Yo ya lo había esperado, conocía a Akela, no conocía a Sonia, pero Akela hablan de ella como si le tuviera confianza.

Yo no confiaba del todo en Sonia, me agradaba y estaba intentando quitarme la idea de que ella podría ser una traicionera. En realidad, no creía por completo en Sonia, pero confiaba ciegamente en Akela.

-¿Perdón? -dijo mirándome.

-Es decir, era de esperar.

Ella me sonrió con ternura, yo quise besarla.

-Dios. Sí que te extrañé -le dije, ella sonrió y pude ver sus mejillas pintarse de manera casi imperceptible.

-Opino igual -contestó.

-Opino igual -contestó

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10:40

Akela Clark

A las pocas horas, el sol se había escondido, ya solo quedaban algunos destellos amarillos brillando y tornándose blancos en el océano, el cual, a penas y podía observar desde la ventana sucia y empañada de la morgue.

Teníamos que salir.

No podía dejar de repetirlo, como un mantra que necesitaba repetir para que mi cerebro no empezara a pensar en la posibilidad de morir, en la posibilidad de salir mal librados, de morir sin poder siquiera, intentar escapar de verdad.

Hasta que los guardias entraron sin previo aviso, nos observaron y supe que ese era el momento, que en ese momento todo iba a comenzar.

De inmediato baje el rostro para ponerme la venda. Luego sonreí bajo esta.

Los amantes de Alcatraz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora