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Akela Clark

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Akela Clark

Pasaron un par de horas, no supe cuántas, lo suficiente para que mis piernas de tensaran y contracturaran, rogándome sentarme, pero al parecer, apenas lo hacía, el guardia me daba un buen patadón en la espalda.

Fue al tercer golpe que decidí que ya tenía que actuar.

Solté el aire, y fruncí el ceño, me preparé para lo que venía, pero parecía que nada nunca me iba a dejar suficientemente preparada para lo que seguía, no solo le tenía miedo al dolor y a la muerte, sino, también a la oscuridad, y era justo a lo que me tocaba enfrentarme.

Crucé un pie con el otro y bajé hasta sentarme con las piernas cruzadas, el suelo me recibió, cerré los ojos con fuerza, y me preparé.

—Levántate, Clark —lo escuché, y un temblor se adueñó de mí, su voz se oía cerca, detrás de mi tal vez, llamemos a este guardia, Guardia 1 porque en realidad, a veces yo mismo me confundo.

Una sensación de presión se adueñó en mi pecho, sentí como si no pudiera respirar, pero no me moví.

Sentí el golpe en mi espalda, y entonces, de la nada, sentí otro, y luego otro, pero en este último golpe, es que actué.

Doble mi cuerpo y mi torso dio una media vuelta, agarre el pie del hombre aun con los brazaletes de metal puestos, lo logre derribar, escuche como su cuerpo caía, el hombre soltó un grito al caer, que más bien sirvió de advertencia para que el otro guardia se acercara, sus pasos retumbaron, venia sin cuidado alguno.

Pero el otro guardia, Guardia 2, tardo cinco segundos, cinco segundos en donde me pude abalanzar sobre Guardia 1, y aunque él se forcejeó y comenzó a gritonear, no fue lo suficiente, ya que, cuando el otro guardia había llegado, ya con la pistola lista para dispararme, yo solo apunté y tiré del gatillo a él.

El disparo apenas y se escuchó, tarde en darme cuenta del silenciador que el arma tenía, interiormente lo agradecí.

Aun así el cuerpo del hombre retumbo, no hizo sonido alguno, solo el de su cuerpo cayendo, un grito se escuchó, pero yo no tuve tiempo para quitarme ninguna venda, solo puse la pistola en el cráneo del Guardia 1 sobre el que yo estaba a horcajadas, y le di un golpe magistral con esta.
Solté aire bajo la venda.

Mis manos comenzaron a temblar y una descarga de alegría, de emoción, me invadió, fue como si ya estuviéramos libres, porque tuve la libertad de dejar la pistola en el cuerpo inconsciente del guardia y me quité la venda en la boca.

Tomé el aire fue algo diferente, algo delicioso, luego me quita la venda de los ojos, lista para la oscuridad con la que me iba a topar.

Cuando abrí los ojos, ya con la venda en la mano, me topé con un vacío negro casi por completo, uno desgarrador. Volteé a los lados, y pude ver una ligera luz, fruncí el ceño, todavía acostumbrada a la oscuridad. Era una linterna de mano, la cual estaba tirada a pocos centímetros del Guardia 1.

Me levanté e intenté caminar, pero antes de poder hacerlo, las cadenas de los brazaletes me ganaron y jalaron de regreso, luché un poco con estos hasta que pude arrastrar la linterna hasta mí y sujetarla.

Alumbre lo que había a mi alrededor, un hombre con sangre en la pierna estaba tirado en el suelo, sujetándose el punto de donde salía la sangre, no estaba inconsciente, estaba bastante despierto, pero el dolor le impedía siquiera pensar en mí, lo cual agradecía.

Luego alumbre al caído, me di cuenta que en su cinturón, estaban colgadas las llaves, por lo que sin pensarlo dos veces las tome de su cinturón, puse la linterna en mis manos y las llaves en mi boca, comencé a incrustarlas una por una en la abertura, intentando que todas embonaran, pero ninguna parecía hacerlo.

Solo hasta la última, en la última es que logre incrustarla.

Park Fawcett


Los gritos habían retumbado en mis oídos, un miedo increíble se apodero de mí, fue terrorífico, y de lo único que fui capaz fue de intentar jalonearme, intentar zafarme pero no podía, me estaba por quitar la venda cuando la pude ver:

Akela me quito la venda y me alumbró todo el rostro, cerré mis ojos, la luz me deslumbró, pero aun así, pude sentir su cabello en mis hombros, rozándome las mejillas.

—Cielo santo, Park —susurro, me bajó la venda, se apoyó en mi hombro y suspiro —Hay que escapar de este lugar.

Cap cortoooo🤭 hace mucho que no habia un cap taaaaan corto, son justos y necesarios

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Cap cortoooo🤭 hace mucho que no habia un cap taaaaan corto, son justos y necesarios.

Pensaba en un pequeño instintivo para el escape, y pensé en este:

«Volteé a un lado. Volteé al otro. Y Park no estaba.»

Btw, tankius por su apoyo hasta este punto de la historia😘, ya estamos a nada del final, espero la sigan disfrutando en los siguientes capítulos que empiezan a ser los últimos.
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«Checamos la siguiente mazmorra, y fue ahí cuando vimos un rollo de papel tirado en el suelo junto a una lampara. Akela sonrió y agarrándome de la mano, me hizo caminar.

—Park, lo tenemos.»

Los amantes de Alcatraz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora