Capítulo 12

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 Me removí incómoda sobre la cama, a mi espalda sonaron leves gruñidos y los brazos del Alfa rodearon mi cuerpo llevando mi espalda contra su pecho. Me giré golpeando levemente su brazo con mi mano floja.

- Estás peor que horno – regañé con los ojos cerrados.

Gruñó de forma satisfactoria, estrujó mi cuerpo más contra él y mis quejas se hicieron más presentes. Su rostro se coló entre mi hombro y comenzó a oler gruñendo suave.

- Eres una garrapata – murmuré cansada.

Gruñó para segundos después sentir su sonrisa sobre mi piel, refregó su rostro contra mi cuello y quitó cabeza para mirarme, entreabrí mis ojos e hice una mueca.

- Quítate – lo empujé con mis brazos – es invierno y estás peor que verano – cerré los ojos.

Mi cuerpo se quedó quieto, mis ojos estaban cerrados y a los pocos segundos el sueño me estaba volviendo a consumir. Moví mi cuerpo de forma brusca, sentí el leve salto del chico a mi lado, abrí los ojos para mirarlo. Se había asustado por su expresión, sonreí divertida.

- ¿Tan fácil de asustar, Alfa? – pregunté con sueño.

- Te moviste de golpe, pensé que te habías dormido – murmuró mirándome asustado.

Sonreí de lado y bufó, me miró sonriendo feliz.

- ¿Qué sucede? – pregunté ante su mirada y sonrisa.

- No pensé que fuera tan bella la sensación de despertar a tu lado después de años – murmuró.

- ¿Enserio temías a que me fuera? – pregunté, asintió - es odioso despertar a tu lado, pero algo que volvería a repetir siempre – murmuré divertida.

Me miró aburrido y negó sonriendo.

- Eres única – murmuró.

Me acerqué a él y acaricié su rostro. Nos miramos por unos segundos, besé la punta de su nariz, cerró los ojos, y luego besé sus labios en un piquito lento.

- Eres extraño, Alfa – murmuré sonriendo.

Después de tantas mañanas monótonas, la sensación de tranquilidad y caos se volvía a hacer presente. Su mirada penetrante me observaba sin miedo, me hacía sentir diferente, única. No solo sus palabras lo decían, su mirada me lo daba a demostrar, y era algo de temer. Él era alguien de temer, una mirada suya, y me gritaba lo que sus palabras me decían.

- Te extrañé – solté de golpe – cada mañana y noche, y cuando pisé la manada – hice una pausa – mierda – suspiré hundiendo el rostro en la almohada – mucha cursilería por una mañana – levanté el rostro.

Lo miré, me levanté rápido e hice una leve mueca al pisar el suelo. Se levantó rápido y llegó a mi lado preocupado.

- Solo hice una leve mueca – hablé seria a su dirección.

- ¿Estás bien? – preguntó preocupado, asentí.

- Tengo hambre – informé.

Caminé con cuidado a la puerta y salí de la habitación. Removí un poco mi cabello caminando a la cocina.

- Hola, Marcia – saludé sonriendo – huele rico – traté de mirar detrás de ella.

- Alexia – habló divertida – hice galletas – se hizo a un lado – y postre de frutilla para el Alfa –

<< Frutilla >>

- ¿El resto a desayunado? – pregunté.

- No, les mande a avisar que bajarán a comer – Marcia informó.

Luna Negra [... El Final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora