Capítulo 4 (E)

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Blas me miró atento y sonriente. Comí entre risas el trozo de pastel que me había regalado.

Después del encuentro que tuvimos hace tres días en el despacho del Alfa se me acercó y comenzamos a hablar.

—Te manchaste —murmuró mirando una zona específica cerca de mis labios.

Lo miré alzando las cejas. Su pulgar limpió la crema que había en el borde de mi labio. Sonreí agradecida y él me devolvió la sonrisa, sus mejillas se tiñeron rosadas y bajé la mirada al pastel divertida.

—Blas.

Me sobresalté al escuchar su voz a mi espalda. Giré la cabeza y su mirada estaba concentrada en el chico a mi lado.

—Deberías estar en el entrenamiento — habló serio.

—Lo siento, Alfa. Voy de inmediato —Blas se levantó—, nos vemos al rato, Lex —me miró sonriente.

Asentí en forma de despido. Comí un poco de pastel mientras lo veía irse. El moreno miró el pastel y volvió a mirarme.

—¿De naranja? —frunció el ceño.

—No es mi favorito, pero es rico —hablé comiendo un poco más.

—Mh, seguro —habló en forma de fastidio.

—¿Gustas? —elevé la cuchara con un poco del pastel.

—No como sobras —sonrió a la fuerza.

Sonreí divertida y miré la cuchara.

—Venga, solo un poco —hice un movimiento con la cuchara.

Miró la cuchara y me miró, me encogí de hombros y acerqué la cuchara a mi boca. Su cuerpo se encorvó y antes que la cuchara tocara mis labios su boca robó el pedazo de pastel. Su rostro quedó a centímetros del mío, nos miramos por unos segundos. Me alejé relamiendo mis labios y saqué la última cucharada de pastel restante. La comí rápido y me levanté.

—Alfa —un chico llegó detrás del moreno—, el señor Harry pide su compañía en el entrenamiento —habló en un casi susurró.

—Voy —habló serio.

El chico se fue corriendo. El moreno me miró y giró sobre sus talones. Miré la cuchara y negué comenzando a caminar.

—Morena —Zali llegó a mi lado.

—Esos gatos en verdad se extrañaban — miré a Black y Moon.

Ambos estaban abrazados recostados sobre el césped. Desde que se vieron no se han separado en ningún momento, ni siquiera podemos separarlos al dormir. Les dejamos una cama en la sala para que puedan dormir y ambos dueños estemos al pendiente de ellos.

—Son como sus dueños, pero tienen más valentía de admitir sus sentimientos.

Fruncí el ceño por sus palabras. Rodé los ojos y golpeé su brazo con mi codo.

—Te extrañé —hablé sin mirarla.

—Has cambiado —me miró de reojo—, extraño esa chica que bromeaba a todas horas —ríe bajando la mirada—, y tu mirada es de otra persona. Es raro de explicar —su cabeza se inclinó a un lado—, no solo cambió tu físico.

—Ya, ya entendí —rodé los ojos.

—¿Cuál es la verdad de tu regreso? — preguntó mirándome.

—Heider —murmuré sin detener mi paso.

—Desapareció cuando el Alfa logró entrar a su castillo sin dificultad alguna. ¿Cómo sabes que volvió? —frunció el ceño.

Luna Negra [... El Final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora