trece

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omnisciente

vivir en la loma del ojete, como decía changbin, no era lo más adecuado para un estudiante, tener que esperar el bondi como un pelotudo a las 7:20 con el sol en la cara era detestable. no iba a mentir tampoco, era agradable ser el primero en el barrio que mirara el amanecer tan libremente. bueno, al menos él y el señor minatozaki.

─ buenos días, seo.

─ no son muy buenos, señor minatozaki.

contestó al saludo con una cara larga, raro de él ya que siempre por la mañana, la primera persona que le deseaba los buenos días era el japonés mayor a él.

el señor minatozaki, de nombre desconocido para seo, era un hombre que rondaba los cincuenta y tantos, hacia muy poco él y su familia, compuesta por su única hija y su mujer, se habían mudado desde japón por cuestiones de laburo y bienestar familiar.

con changbin se llevaban bien, aunque no pasaban de un "buen día" y un "¿todo bien?" pero para él era suficiente como para considerar al mayor un buen amigo del barrio.

─ ¿por qué che? ¿problemas con la novia?

el mayor se sentó en aquella vieja silla de madera ubicada en la galería delantera de su casa, en la que descansaba por las mañanas y, cuando changbin ya tomaba el colectivo directo al colegio, lo observaba entrando de nuevo a su hogar.

─ se podría decir que sí, no sé, problemas son pero no creo que sean con una novia.

rió amargado por aquella respuesta que él mismo dió. era extraño para él, habían pasado dos días desde que con chan hayan hecho las paces, ¿por qué le costaba tanto aceptar su destino y dejar de sentirse como un fracasado?

─ bueno, viendo tu estado y tu falta de arreglo para un lunes escolar supongo que son lo suficientemente malos como para tenerte así a primera hora.

el hombre se levantó y cruzó la pequeña valla que separaba una casa de la otra, parándose en frente al adolescente le sonrió tranquilo, para luego decir;
─ acordate que soy tu amigo matutino, podés hablar o venirte a casa cuando creas necesario, mirá que los años de algo me deben servir.

y changbin nunca había tomado el bondi tan tranquilo y despabilado como ese día. se sentía agradecido por las palabras ajenas y eso le daba una buena vibra.

aunque a juzgar por la apariencia del oriental de años mayores, no había nada en él que generara desconfianza. vivía literalmente en una casa roja de madera y dos pisos, vestía suéteres tejidos por su señora e hija y todavía usaba los guantes que sana, su hija, le había tejido a sus seis años, mismos que carecían de dos dedos cada uno y habían huecos de colores en la formación del accesorio. acompañado de todo aquello, el mayor vivía sonriendo tranquilamente y sus ojos pequeños ayudaban a su carita medio dormida pero feliz.

para cuando changbin entró al colegio sus amigos lo esperaban en la entrada, esperen, ¿qué hacía chan a esa hora en la escuela? la había terminado hacía ya tiempo, debería estar durmiendo o como mínimo rascándose los huevos mientras veía caricaturas en la televisión en compañía del hijo de su vecina de quien hacía de niñero.

CHANGBEEEEEN~

gritó sin disimulo el menor de los tres levantando una mano en alto esperando a que seo posicionara la suya propia por debajo y así estrellar ambas en un highfive.

qué onda pelo de burro, chan.

sonrió el recién llegado después de haberse burlado del color de cabello de su amigo, jisung había cambiado su look a un castaño claro tirando a rubio opaco pero quedaba perfecto en castaño y ya.

a lo lejos vió, disimuladamente, a hyunjin, quien guardaba cosas en su mochila mientras hablaba con un chico de cabello castaño oscuro, caminaban hacia ellos y en cuanto el acompañante de hwang vió hacía su dirección sonrió contento, acercándose a paso acelerado casi corriendo.

─ ¡jisung!

luego de aquel chillido se abalanzó al mencionado, abrazando su cuello con esmero. al separarse plantó un suave beso sobre los labios del han, haciendo a este sonreír mientras abrazaba el torso ajeno.

─ hola honey, ¿cómo estás?

─ muy bien, chiquito, ¿y vos? ¿pudiste rendir geografía?

─ si obvio, si tuve al mejor tutor.

─ basta jisung, verte siendo empalagoso me dan ganas de devolver.

dijo seo en forma de queja, simulando vomitar, chan se rió a la par recibiendo un toque leve en el hombro para cuando se dió vuelta un rubio le sonrió tranquilo, agradecido chan por estar usando barbijo esa mañana, sinó hyunjin se daría cuenta de su sonrojo.

hwang llevaba el uniforme escolar junto con unos pantalones de jean negros, borcegos del mismo color y el cabello recogido en una coleta alta, una media cola que le quedaba hermosa.

─ te ves mu-

─ está facha tu cambio, hwang.

antes de que chan pudiera terminar su oración changbin se le adelantó, siendo el primero en elogiar su nueva apariencia. luego de aquello seo se despidió de las parejitas y salió rumbo a su salón.

─ si... eso pienso también, ¿con changbin se conocen?

─ primero, gracias y segundo, sí, somos compañeros en metodología ─ contestó hwang, bajo la mirada nada disimulada de la verdadera parejita a su lado, en especial la de jisung. ─ este... mmh... ¿tenés mis auriculares?

chan estaba embobado mirándole la cara, parecía esos personajes de anime al que le salían corazones de los ojos. si, ese mismo era christopher, al menos hasta que minho chasqueó dos dedos en frente de su cara, sacándolo de su trance.

─ ah, sí...─ hurgó en su mochila para encontrar, en una bolsita diminuta, los auriculares del ahora rubio.─ tomá, los dejaste en el sillón cuando nos fuimos.

entre ambos siguieron hablando mientras que changbin, luego de su huida estratégica, caminaba hacia los salones. en el camino chocó con alguien, persona a la que le gritó con enojo, o eso intentó porque al reconocerla, cerró su boca.

─ oh... sana, perdón, estaba distraído.

─ no hay problema bin, se nota bastante.

la sonrisita de la pelirroja se dejó ver, transmitiendole a seo una tranquilidad increíble, tal como lo hace su papá.

─ ¿posta? la puta madre, estoy re estresado y ansioso, soy un manojo de nervios.

─ me doy cuenta, ¿querés hablar? ahora creo que tengo libre y vos tenés química si no me equivoco...

─ si tengo, ¿por?

─ perfecto entonces...─ tomó de la muñeca de changbin con una fuerza ligera y lo guió al patio. ─ la profesora faltó, tenemos libre así que hablemos ahora.

─ o-okay.

si changbin tenía un don, aparte de rapear fantásticamente, era soltarse con los minatozaki y entre ellos, siempre iba a estar incluida sana, la linda pelirroja de armoniosa personalidad y voz.

piropos † changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora