dieciocho

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omnisciente

luego de una emotiva charla con su madre, changbin pensó que por mucho que le encantaría quedarse prisionero de los brazos cálidos de su progenitora ya estaba siendo hora de que saliera de su hogar y esperara el bondi o sinó tendría que ir a pie.

eso no le agradaba nada.

con la mochila en la espalda y los auriculares reproduciendo una de sus canciones favoritas cruzó la puerta de su casa decidido en hacer de ese un gran día, sin importarle su desastre amoroso actual.

─ buen día, minatozaki.

─ buenos días, seo, ¿cómo andamos en esta hermosa mañana?

changbin acomodó uno de los tirantes de su mochila dirigiendo una sonrisa a la nada y respondiendo en la misma posición.

─ mucho mejor, créame y respecto a lo de ayer, si ve a sana dígale que yo-

─ podés decírmelo de frente, bin.

el mencionado pegó un salto por la repentina aparición de la muchacha, sonriéndo y saludando changbin pudo apreciar con detalle a la pelirroja en frente suyo. sana llevaba el conjunto de la escuela, una falda a cuadros y una camisa blanca con corbata, sus pies calzaban unas converse negras y medias negras altas llegándole hasta las rodillas, una coleta alta y su bolso bordó que terminaba por completar su look.

se veía realmente linda.

─ ah bueno, este... ayer que me fui y no pudimos comer, quería pedirte disculpas, la próxima invito yo, posta.

─ no te hagas drama tonto, entiendo tus razones y también el hecho de que te hayas ido. sin problemas.

changbin no se había dado cuenta en qué momento se habían acercado tanto el uno al otro pero eso no le importó tanto, sonrió en dirección a la chica y miró al padre de la misma sentado en su silla, quien los miraba seriamente.

─ la próxima directamente te quedas a comer seo, mi mujer hace el mejor guiso de todo el barrio.

ambos adolescentes rieron por lo bajo y el pelinegro aceptó con gusto, pronto despejaría su agenda para darse un tiempo e ir a comer con sus vecinos.

para cuando quiso volver a la realidad ya estaba montado en el bus camino a la escuela, sana lo acompañaba sorprendentemente, siendo que esta todas las mañanas era llevada por su madre que le quedaba de paso al trabajo. no se quejaba, sana era una compañera cálida y divertida, nada mal siendo que lo mismo pensaba sana de changbin.

en todo el camino no hablaron mucho, el silencio era una de las mejores cualidades de sana pero nunca uno incómodo, de esos tranquilos donde no se necesitan palabras para que ambos se sintieran en una zona de tranquilidad y comodidad plena.
entre las pocas oraciones que habían intercambiado en ninguna fue mencionada la noche anterior mas que para hablar de los videojuegos y la pizza que, lamentablemente, changbin nunca pudo degustar.

al cabo de unos minutos el transporte público frenó en seco a una cuadra del establecimiento, ambos bajaron de este y caminaron, siendo acompañados por otros alumnos desconocidos para ellos. ya en la entrada despidió a sana con un choque de puños y se dirigió a su primera clase del día.

para su suerte aquel día el tráfico de alumnado, como jisung le decía al gentío que se esparcía por todos los pasillos, estaba bastante despejado por lo que le tomó unos segundos llegar a su curso. abrió la puerta saludando a la profesora, tomó asiento detrás de una conocida cabellera rubia y se replanteó sus planes de inicio de día.

─ buenos días chicos, abran sus carpetas en la asignatura de metodología y comencemos la clase de hoy.

esa mañana le tocaba cuatro horas de la materia, es decir, cuatro horas viéndole la cara a hwang hyunjin.

piropos † changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora