veintinueve

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minho

la tarde estaba más calurosa que de costumbre y eso, en otro caso, me hubiese puesto de mal humor pero ahora, con la pileta con agua recién cambiada y un jisung cayéndose de un flotty solo me podía hacer sonreír.

con han habíamos planeado una "cita veraniega corte marama" como le llamó mi inteligente novio y ahora solo podía reírme cada que el castaño claro se balanceaba en el juguete sobre el agua. por otro lado, me había enterado por mina todo y digo todo lo que había sucedido en la fiesta de yeji, lo que en definitiva me hizo sentir un mal amigo. yo sabía cómo hyunjin se ponía cuando algo no le gustaba pero también como todo le afectaba a tal grado de desesperarse y llorar como un verdadero desquiciado.

─ ¿todo eso te contó mina? ─ respondió a la pregunta de mi pareja con un asentimiento, viéndolo abrir en grande los ojos. tan lindo. ─ es una banda, pobre hyunjin y que pelotudo que es chan loco, no me lo imaginaba así.

─ totalmente nene, por eso yo le advertí, conozco a chan y también sabía que todo lo que estaba haciendo era de wacho desesperado.

tomé un sorbo del tereré que mina nos había llevado, me preguntaba cómo estaría hyunjin y, aunque deteste admitirlo, también pensaba en cómo estaría chan por tzuyu no me preocupo porque sé que hyunjin no se le tiraría encima por haber besado a su novio. él no es tan estúpido.

─ honey, te vinieron a ver.

mi hermana se asomó por la puerta que daba al comedor avisando sobre la presencia del visitante, me confundí en demasía por aquello. yo no esperaba a nadie más que no sea han.

─ lo voy a dejar pasar.

─ pero mina ni siquiera sé quién-

antes de poder terminar de hablar ella ya se había perdido en el interior de la casa. a los segundos escuchó pasos acercarse al patio y efectivamente era alguien pero lejos de ser una persona que yo esperara al menos como casualidad. ¿qué hacía hyunjin en mi casa y, en compañía de seo changbin? el rubio vestía shorts blancos cortos y una remera azul cielo, sin mencionar la mochila que colgaba de su hombro. seo por su parte estaba usando bermudas negras con una musculosa blanca y una gorra del mismo color de la prenda inferior.

ambos se quedaron estáticos en sus lugares, sin siquiera sobrepasar la línea del marco de la puerta que separaba los cerámicos del piso con el césped del patio. yo sí me caracterizaba con algo no era por la cualidad de la paciencia así que salí de la pileta como pude, siendo que bajo el agua se me dificultaba caminar, me dirigí a los visitantes ofreciéndoles el mate con tereré el cual changbin aceptó con mucho gusto y tomó en menos de tres segundos. seguro habían llegado caminando.

─ ¿a qué se debe la visita tan repentina?

me acerqué a donde habíamos acomodado una manta para dejar la comida y bebida, con ellos siguiéndome el paso por detrás, de reojo había divisado cómo jisung salía del agua también, tomando su toalla y secándose el pelo. él odiaba que las gotas de agua resbalaran por su cuello.

─ quería hablar con vos.

─ ¿qué tendrías que hablar conmigo, changbin?

─ yo no, él. ─ con su dedo pulgar apuntó a su lado donde se encontraba el que era mi mejor amigo y este solo pudo reducirse a seguir viendo el césped como si fuese lo más interesante del mundo. ─ pasa que viene medio mareado todavía. vinimos caminando.

piropos † changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora