veinticinco

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omnisciente

el sol pegaba fuerte a esa hora de la tarde, en especial cuando las personas se mantenían dentro de sus casas con los aires acondicionados y ventiladores prendidos, de solo pensar en el camino que le quedaba changbin odiaba más y más a hwang hyunjin.

luego de todo el alboroto por la nueva parejita que surgía a finales de año las cuerdas de muchas relaciones se habían tensionado de manera que todos preferían evitarse antes que hacerle frente a sus problemas. un ejemplo claro era changbin, que desde que se enteró de aquello dejó de ir al trabajo en el estudio, prefería trabajar en su habitación sin tener que enfrentar a su mejor amigo y al mismo tiempo al novio del chico que le gustaba. idiota, se decía a sí mismo cada que daba una vuelta en su silla buscando a chan para preguntarle o bromearle con algo.

se sentía raro estar en una sala tan silenciosa pero era lo mejor.

los pies le pesaban y la mochila sobre sus hombros hacía que la remera se le pegase por el sudor, un sentir desagradable para el pelioscuro. la casa de hyunjin no quedaba tan lejos de la suya pero a pie, a esas horas, era un reto para cualquiera.

pasaron alrededor de diez minutos y changbin ya pudo aplastar el orto en el sillón individual de la habitación de hyunjin. a veces, muy pocas, seo llegaba a envidiar al rubio pero no de la manera mala sino más bien pensando en cómo podía ser tan perfecto, sabía que estaba siendo precipitado al catalogar al peliclaro con aquella palabra tan subjetiva para él, simplemente pensaba que tenía tantísimas cualidades que lo hacían una de las mejores personas que haya conocido.

aún cuando el azabache le sacaba canas verdes al de hebras rubias este último jamás lo había insultado o golpeado, más bien en muchos casos podía notar como hyunjin se reía o mejor dicho aguantaba sus burbujeantes carcajadas. la expresión en su rostro siempre cambiaba cuando cruzaba mirada con changbin y eso al mismo le producía mariposas en las entrañas.

─ changbin, te estoy hablando hace como media hora. ─ el ceño del alto estaba fruncido mientras sus piernas se extendían por el colchón cubierto de sábanas azules. ─ ¿volviste a la tierra? te pego un sopapo si no lo hiciste.

─ si si, ya volví, qué pasa.

una tos salió de lo más profundo de su pecho haciendo que este vibrara, se acomodó en el mullido sillón recordando que estaban a punto de seguir grabando su corto por lo que debía ser rápido y acomodar la cámara sobre el trípode para tener una mejor grabación.

─ te decía que no sé qué más hacer para el corto, sería mejor hacer un verano ficticio, ¿no crees?

las manos del rubio jugaban con el hilo descosido de su remera musculosa mientras miraba con un pronunciado puchero la computadora de su acompañante sintiéndose estresado de repente.

─ no me molestaría, los videos son cuatro como mucho y no hacemos una chota en ninguno, nos la pasábamos hablando de boludeces. eso o era yo hablando con tu mamá.

las manos de seo se paseaban profesionalmente sobre las teclas del computador, el contrario por su parte se levantó de la cama acercándose al más bajo y poniéndose de cuclillas a su lado mientras fijaba la mirada en la pantalla, todavía indeciso entre seguir lo planeado o cambiar de manera rotunda su proyecto, dandoselas de actores.

─ me re pinta hacer un verano ficticio pero ¿qué mostraríamos?

─ no te hagas drama con eso hwang, es fácil, seguimos el punto inicial de nuestro trabajo; cómo reaccionamos a la serotonina.

─ un bajón que hayamos decidido trabajar con la serotonina porque con vos tengo de todo menos momentos felices.

se levantó de su lugar riendo para sus adentros pero manteniendo aquella sonrisa burlona mientras que su mirada seguía clavada sobre el azabache aún sentado.

─ muy gracioso hwang pero para que sepas la serotonina no es solo una hormona que nos genera "felicidad" también ha sido relacionada con un síntoma de la depresión.

sin esperarse esa respuesta y ante el gigante desinterés del mayor en devolverle la broma con algo hiriente, hyunjin decidió que sería más eficiente servir de algo y comenzar a escribir lo que sería el libreto de su nuevo cortometraje.

ocho y cuarenta de la noche y la brisa fresca que ingresaba por la ventana le advertía a changbin que si no se iba ahora tendría que batallar con el viento furioso que se venía o, peor que aquello, tendría que dormir en casa de su poco soportable compañero. guardó sus cosas aprovechando la ausencia del dueño del cuarto, así no tendría que inventar tanta excusa a la hora de irse.

para la vuelta de hwang a la habitación la mochila estaba cerrada y lista para colgarse en los hombros de su dueño y así volver a casa. sin mucha palabrería changbin se despidió de hyunjin, sin contar que se negó rotundamente a ser acompañado a la entrada, en la planta baja saludó a la madre del menor y salió por la puerta, maldiciéndose a sí mismo por no haber llevado abrigo.

el tiempo era tan bipolar a veces que cuando crees estar teniendo una tarde calurosa y con un brillante sol en el cielo, la tormenta furiosa venía a nublar la luz y junto con aquella repentina oscuridad traía un frío gélido que te helaba los huesos.

piropos † changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora