𝑴𝒊é𝒓𝒄𝒐𝒍𝒆𝒔, 28 𝒅𝒆 𝒐𝒄𝒕𝒖𝒃𝒓𝒆

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El fin de semana ha sido un tanto intenso. Logan me ha invitado un par de veces a cenar, pero no he ido para hacerme la dura. Que pruebe de su propia medicina. Mientras tanto, Michael me ha estado llamando para quedar. He quedado con él para cenar, pero ahora me encuentro indecisa y no sé si voy a poder mirarle a la cara. El fin de semana ha sido un cúmulo de emociones. He aprovechado que mis padres y mis hermanos han salido a comer fuera para llamar a mis amigos y que me ayuden con el outfit de esta noche. Me ha costado convencer a Abbi de que viniera, pero es la oportunidad perfecta de conocer a mis otros amigos sin que mis padres estén en casa.

-Tienes que estar radiante, Lotty, es tu primera cita. - Alex coge un vestido verde oscuro de mi armario.

- ¿Cita? No había pensado en el término cita. Más bien es una quedada de amigos.

-Cariño, no me seas ingenua. Chico invita a chica para cenar, es una cita.

-Alex por favor, no me digas eso. Tengo los nervios a flor de piel.

-No estará radiante con ese color. Éste mejor. - Leyna coge otro vestido rojo.

-Chicos, es una cita, no una gala. Tiene que estar informal, pero irresistible. - Abbi y Janeth cogen un conjunto de falda y blusa y lo preparan a la vez. -Perfecto, con esto sí que se le va a caer la baba a Michael. 

Mientras me visto veo a mis amigos entablando conversaciones y risas. Esto es lo que quería, varias personas de distinto rango compartiendo una amistad. Me pongo los zapatos y me pongo en pie para que mis amigos me puedan ver. La falda azul va perfectamente a juego con la blusa escotada blanca. Leyna me ha dejado unos zapatos negros que cierran el look a la perfección.

-Chicas, buen trabajo, hemos creado la cita perfecta. - Dice Alex secándose una lágrima invisible.


Michael y yo hemos cenado en el restaurante italiano, donde siempre nos reunimos. Hemos terminado y hemos salido a dar una vuelta por ese mismo barrio. He intentado sacar el tema, pero no me veo lo suficientemente capacitada todavía para hablar de ello. No sé cómo empezar la conversación. Justo cuando me dispongo a hablar, empieza él.

-Creo que deberíamos parar un momento y hablar de aquella noche.

-Menos mal que has empezado tú, yo no me veía capaz.

-Lo de que me gustas va en serio, Lotty. Creo que nunca me había gustado alguien de esta forma. Llevas gustándome desde hace tiempo, pero todavía no me veía capaz de decírtelo.

-Yo siempre te había visto como un amigo, pero aquella noche conectamos de tal forma que algo despertó algo en mí. Nunca me había gustado alguien antes, así que creo que así es como se debe de sentir.

-No sabes lo que me alegra escuchar eso. Pensaba que no sería mutuo y que me estaría jugando nuestra amistad.

-Te puedo asegurar que es mutuo. Pero Michael, ya sabes que no sé si podríamos llegar a algo serio. Ya sabes cómo son mis padres, mi familia y mi estatus.

-Todavía no entiendo por qué sigues las órdenes estúpidas de tu familia. Te cortan toda la libertad que deberías tener.

-Mi vida es así, Michael, no puedo cambiarlo de un día para otro.

-Podría hablar con tus padres.

-Estarás de broma. Si supieran que salgo contigo me llevarían a un internado de Alemania.

-Joder, Lotty. ¿Me estás diciendo que no puedo salir contigo?

-Te estoy diciendo que no nos pueden ver...

-Mm... ¿Una relación secreta? Suena tentador. - Michael se acerca a mí y me coge las manos. -Estoy dispuesto a correr cualquier riesgo para salir contigo, no me voy a echar atrás ahora que sé que te gusto.

-Vale... Pues, ¿qué quieres hacer?

-Acompañarte a tu casa. Es tarde y no quiero que te pase otro accidente.

-Pero no puedes, si te ven conmigo...

- ¿Hasta la esquina? 


Al final accedo y Michael me acompaña hasta la esquina de mi calle. Él realmente no comprende la gravedad de la situación. Mis padres no me permitirían estar con alguien que no fuera rico o con poder. Se me pasa por la cabeza el cumpleaños de Leyna. Estuvo lleno de gente rica con trajes que valen más que sus propias casas. Entiendo que tengan sus trabajos y que ganen en ellos, pero deberían ser de otra forma. Por supuesto, no todos los ricachones de la ciudad son como mis padres, pero no dejan de ser unos arrogantes. Al despedirme de Michael, antes de que me vaya me para y me da un beso en la mejilla. Esa dulzura de Michael siempre la he adorado. No es como los chicos que estoy acostumbrada a ver, con sus trajes caros y su postura dominante. Michael es más dulce y despreocupado. No le importan lo que los demás piensen de él. Es lo más perfecto que conozco. Me despido y entro en casa.

-Has llegado una hora tarde.

-Dex...

-Tranquila, no soy como mamá. ¿Por qué has tardado más?

-Si te lo digo no me dejarás salir de casa la próxima vez.

-Pues más vale que no me lo digas. Mamá y papá ya se han acostado, estaba viendo unas pelis con Gilma y Lydia, ¿te apuntas?

Sonrío y me quito los zapatos para sentarme con mis dos hermanos. Echaba tanto de menos esto... No debería acostumbrarme, la semana que viene tendrá que volver a la universidad y no lo volveré a ver hasta Dios sepa cuándo. Disfrutaré este Halloween todo lo que pueda con él.



𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora