𝑳𝒖𝒏𝒆𝒔, 8 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒓𝒛𝒐

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La llegada repentina de Arthur el sábado alegró mi fin de semana. Tenía tres meses de vacaciones y ha decidido cogerlos ya. Le he puesto al día de todo lo que ha ocurrido desde la última vez que hablamos de mi situación con Michael. Ahora se pasa todos los días a recogerme y llevarme a donde quiera para que no tenga que estar esperando a Michael bastante tiempo.

- ¿Te espero a la salida?

-No, gracias, Arthur. Iré andando con Gilma.

-Está bien, que os divirtáis. -Me despido de mi primo y entro al instituto con mi hermana.


Tal y como Janeth me prometió, ella y Leyna se han paseado por la clase con el poema misterioso para encontrar al autor. Yo también he estado observando el comportamiento de los demás para ver si alguien es sospechoso. Janeth y Leyna vienen corriendo hacia mi mesa.

-Vale, esto es lo que tenemos. Hay dos sospechosos. El primero es el chico que se sienta frente a la mesa del profesor. -Janeth me enseña unos apuntes que ella misma ha hecho sobre los sospechosos.

- ¿Leo?

-No sé, como se llame. Le hemos hecho unas cuantas preguntas y afirma que eres muy guapa y que le gustaría conocerte, pero ya tienes novio. La única pega es que su letra no coincide mucho con la del poema en casi nada, aunque las "a" parecen iguales.

-El segundo sospechoso es el chico que se sienta detrás de ti, Peter. -Leyna lo señala y me giro para verlo. -Dice que le caes muy bien y que le gusta hablar contigo, pero que no está interesado. Sin embargo, su letra se parece bastante a la del poema, pero no del todo aun así.

-Chicas, no es ni Leo ni Peter. Leo es demasiado tímido y no le gusta la poesía y, como vosotras habéis dicho, Peter no está interesado.

-Hay un tercer sospechoso, pero no lo podemos tener en cuenta porque no ha venido. -Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que la única persona que ha faltado ha sido Logan.

- ¿De qué hablas, Leyna? Logan no ha podido ser, no es el tipo de coqueteo que haría él. -Janeth frunce el ceño.

-Puede ser perfectamente, ya sabes lo que ha pasado con Lotty y él, te recuerdo que en una clase se sienta al lado de ella.

-Chicas, dejad de hablar como si no estuviera delante. No, Logan no ha podido ser. Es absurdo, Janeth tiene razón en lo que ha dicho.

-Solo hay una forma de averiguarlo... -Leyna se queda mirando a la puerta sonriente y con los ojos abiertos.

Me giro para ver qué la ha sorprendido tanto. Logan entra por la puerta con su mochila a sus espaldas. Tiene el pelo alborotado y la camisa mal abrochada. Se sienta a mi lado sin mirarme y coge su teléfono, ignorándome.

-Oye, Logan, sin ofender, pero parece que acabas de salir de la cama. -Dice Leyna, mirándolo de arriba abajo.

-Acabo de salir de la cama, literalmente. -Vuelve la vista a la pantalla de su móvil.

Intento pasar de él, pero Leyna no hace más que darme golpecitos para que inspeccione su cuaderno y ver su letra.

-Necesitas unos cuantos apuntes. -Le digo con frialdad. Saco mi cuaderno y lo abro por los apuntes de hoy, se lo lanzo y lo mira con una ceja arqueada.

No dice nada. Saca su cuaderno de la mochila y empieza a copiar lo que le he dejado. Leyna y Janeth lo miran por encima del hombro. Observo detenidamente cómo hace la letra, mientras que en la otra mano sostengo el papel con el poema, escondiéndolo bajo la mesa. Leyna también mira al poema y se lleva la mano a la boca, sorprendida.

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora