𝑺á𝒃𝒂𝒅𝒐, 21 𝒅𝒆 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆

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Busco mis patines de hielo y los meto en la bolsa donde también he metido unos guantes y unas cuantas cosas que me harán falta. También he metido una cajita con unas galletas que he hecho esta mañana. A Michael le encantan las galletas de vainilla caseras que le hace su abuela, un día le pedí la receta para saber prepararlas y nunca las había preparado hasta hoy. Mientras me doy los últimos retoques escucho a mi madre llamarme desde la planta de abajo. Cojo la bolsa y bajo a ver qué quiere.

- ¿Qué pasa, mamá?

- ¿Necesitas que tu padre o yo te llevemos? El lago está a un par de kilómetros, y hace demasiado frío para ir andando.

-No, tranquila. El hermano de Janeth nos llevará, no le importa.

-Está bien. Llévate unos guantes de repuesto por si te da frío.

-Ya los llevo, mamá.

-Pues llévate también una cantimplora con chocolate caliente, la he dejado en la cocina.

Mientras mi madre me trae el chocolate espero ansiosa a Arthur. Le he dicho que nos iba a llevar el hermano de Janeth. Obviamente no le iba a decir que me iba a una cita con mi nuevo novio. Esta mañana le he dicho que mis amigas habían tenido la idea de pasar la tarde en el lago. Oigo el claxon de Arthur mientras mi madre mete la cantimplora en la bolsa.

-No te quites el abrigo en ningún momento, no quiero que vuelvas a casa con hipotermia, y tampoco quiero que llegues más tarde de las siete.

-Sí, mamá, te quiero. -Doy un beso a mi madre y salgo pitando.

-Gracias por llevarme, Arthur.

-Ya sabes, lo que sea por mi prima favorita. ¿Así que sois formalmente novios?

-Sí... Pensé que nunca llegaría a tener una relación.

-Lotty, por favor. Eres preciosa, estaba claro que algún chico caería rendido ante ti.

-Eso lo dices porque eres mi primo.

-Lo digo porque tengo ojos... Y porque soy tu primo. -Me río y le doy un pequeño codazo.


Llegamos al lago y lo primero que veo es a Michael patinando sobre la superficie congelada. Sabía que me había traído aquí porque sabe patinar, pero no sabía que podía patinar tan bien. Es evidente que he venido a hacer el ridículo. Me quedo observando cómo hace unos delicados giros sobre sus patines, cómo se mueve hacia atrás con los ojos cerrados. Esta faceta de patinaje artístico me gusta.

-Oye, prima, ya sé que te gustaría quedarte aquí admirándolo todo el día, pero yo me tengo que ir y él todavía te está esperando.

-Eeeh, sí, perdón.

-Gracias una vez más. ¡Ah! Y ni una palabra de esto a nadie. -Asiente con la cabeza y termino de bajar del coche.

Arthur se va y me acerco con timidez hacia donde está Michael. Él sigue patinando, parece no haber notado mi presencia. Tampoco quiero molestarlo, podría estar observándolo todo el día. Al sentarme en la fría y congelada hierba me escucha y se da cuenta de que ya he llegado.

-¡Lotty! -Se acerca con unos movimientos muy agraciados.

-No me habías dicho que tenías pasión por el patinaje artístico.

-De pequeño me encantaba venir aquí. Aquí es donde aprendí a hacer lo que has visto.

-Me das envidia.

-No la tendrás cuando te enseñe a hacerlo. -Termino de ponerme bien los patines y me extiende sus dos manos para levantarme.

Al levantarme empiezo a tambalearme. Ya no me acuerdo ni de cómo mantener el equilibrio.

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora